Mucho más que una parrilla a 60 km de la ciudad de Buenos Aires. El viaje vale la pena. Y deja con ganas de más.

Publicado por  | Oct 1, 2021 |  |     

s ley que llegue esta época y la demanda gastronómica explote. Este año, más que nunca. Con la primavera aparece la urgencia de sacudirse el ánimo de pandemia, de quitarse el frío de una crisis inédita. Suele pasar que en esta época los locales se llenen de gente y de voracidad, pero no siempre de comida honesta. Hay demasiada propuesta adocenada o inflada como un globo. Por eso, cuando pinta una alternativa fuera del hormiguero urbano, que además no defraude, se agradece como el agua en el desierto.

Me enteré hace poco de la existencia de este restaurante que abrió tres años atrás en General Rodríguez, una ciudad que conserva los rasgos típicos de pueblo del interior bonaerense, con su estación de trenes, la plaza, y alrededor de la plaza la iglesia, la comisaría y la municipalidad. Adora ganó fama en la zona desde sus comienzos y la mantiene en pie a pesar de haberse topado con la cuarentena al año de arrancar.

Qué comer

El restaurante de los hermanos Gerardo, Nacho y Florencia Botta (a cargo de la pastelería) funciona en un espacio amplio y luminoso, con patio florido y unas pocas mesas montadas a la sombra. Hay elegancia tranquila en el ambiente y un servicio atento que no agobia. Seriedad sin solemnidad. Camareros que saben lo que ofrecen y un sommelier que asesora sin sobreactuar.

La carta gira en torno a la carne. Carne de novillos Aberdeen Angus y de pastura: el padre de los Botta tiene carnicería desde hace 60 años en la ciudad y conoce al dedillo a cada uno de sus proveedores. Incluso elige personalmente el animal que luego faenan para su carnicería y a la sazón, para Adora.

¿Por dónde empezar? Elijo uno de los fuertes de la casa: embutidos y salazones de producción propia. Queso de chancho, con nueces pecan y semillas de zapallo caramelizadas; lever; bondiola y salame candelario y chacarero, de excelente factura. Para compensar tanta contundencia, un escabeche sutil (me hubiera comido dos platos más).

Emiliano Belardinelli es el autor de estos bocados y quien está al frente de la cocina. Trabajó en Restó: tiene la escuela de María Barrutia y Guido Tassi, pero también fue partenaire de Magui Piaggio –otra discípula de esa dupla– en el restaurante. A Belardinelli se le nota la buena mano. No solo en los embutidos. También en el manejo del punto de cocción de la carne, en mi caso, un bife madurado 40 días que llega a la mesa saignant y caliente (¡por fin!). Y en los acompañamientos.

Hay más que papas fritas o puré entre las guarniciones, la lista incluye boniatos, calabaza al rescoldo, caponata y vegetales asados. Me quedan pendientes la ensalada de hojas amargas, queso estacionado, tomates secos y ajo frito. O la más fresca, de rúcula, berro, hinojos y manzana verde. Será en la próxima visita.

La carta de vinos es una selección de etiquetas clásicas de aquí y del mundo a cargo del sommelier Sergio Di Lorenzo. También hay perlitas –como el Carmelo Patti Cabernet Sauvignon 2012– que figuran en la sección “Nuestros guardados”. Hay espumantes y barra de tragos.

Sorprenden el puerro al vacío, las acelgas baby a la plancha pintadas con manteca de ajo, las arvejas al dente, el hinojo al horno cocido primero con sus jugos y después con una vinagreta sutil. Verduras bien tratadas, con un toque de acidez, vinagre de ciruelas casero en algunos casos, y en otros, limón.

Pero la sorpresa mayor llega con el arroz. Carnaroli de Pampa rice, meloso, terminado con una demiglace que le garantiza carácter, y acompañado con un alcaucil entero, más salsa verde y alioli para coronar. Es cierto que el alcaucil podría haber estado un poquito más cocido pero estoy casi segura de que no hay chance de conseguir este plato en ningún otro lugar del país.

Para el momento del dulce, helado de chocolate con quinotos, sorbetes de frutas, flan de dulce de leche. Postres ricos, infalibles. Un cierre que no defrauda. Van mis únicas sugerencias: cambien el café, no está a la altura del restaurante. El salmón es un exabrupto en la carta de este lugar. Puede reemplazarse perfectamente por trucha de Patagonia. Volveré por más.

Datos útiles


Adora | Estación de Carnes
Int. Manny 735. General Rodríguez.
IG: @adoraestaciondecarnes
adoraestaciondecarnes.com