En los Valles Calchaquíes se esconde esta joyita salteña. A sus vinos temperamentales, fruto de su terruño, se le suman actividades turísticas y un hotel de lujo, rodeado de viñas, lavandas y molles donde el disfrute es ley.
Publicado por María De Michelis | Abr 21, 2022 | Bodegas, Viajes |
i existiera un medio más rápido que un auto para llegar a la Bodega Colomé, se ganaría en tiempo y se perdería una de las experiencias claves de la visita. No sería lo mismo sin las curvas y contracurvas, sin las montañas y su color mineral, y ese cóndor de alas lacias planeando en un cielo como de cristal.
Si no hiciéramos ese recorrido nos privaríamos de los laureles y los nogales de la yunga. Nos quedarían en el tintero la Cuesta del Obispo, trazada entre abismos, nubes y verdores. Los cardones del Parque Nacional, creciendo hacia arriba como brazos extendidos. La siesta de los guanacos en Cachi Adentro. La recta de Tin tin, una porción del Camino del Inca. La escenografía arbitraria de Los Colorados.
Son 260 kilómetros y casi cinco horas –la medida real de la distancia– de belleza salvaje desde Salta a Colomé, pasando por Cachi y Molinos, un pueblo donde las empanadas y la calma chicha están a la orden del día.
¿Cuánto más hay que subir? No lo registramos, la vista se nos distrae en el trayecto hasta el final del viaje, allá arriba, a 2300 msnm, donde descubrimos los viñedos, que en marzo empiezan a pintarse de otoño, y la bodega que data de 1831, la más antigua de Argentina todavía en funcionamiento.
A Colomé la fundó Nicolás Severo de Isasmedi y Echalar, el último gobernador colonial en Salta. Su hija, Ascención, casada con José Dávalos, había traído de uno de sus viajes a Europa cepas francesas de Malbec pre-filoxera y Cabernet Sauvignon que más tarde devinieron en viñas, las mismas que siguen dando uvas para el Colomé Reserva.
De los Alpes a los Andes
La historia es conocida: las familias Isasmendi-Dávalos manejaron la bodega hasta 2001, cuando los suizos Donald y Úrsula Hess, enamorados de un vino temperamental producido en este lugar, decidieron comprarla. Querían desarrollar la vitivinicultura de altura en un terroir del que nacerían tintos y blancos de producción limitada y mucha calidad.
De la época pretérita sobrevive el viñedo más añoso, Santa Jacoba, donde crecen, bajo el sol calchaquí, el Malbec, el Cabernet Sauvignon y 80 plantas de cepas blancas. “No se sabe bien qué son”, dice Pedro Aquino, sommelier de la bodega, y cuenta que esos racimos van a parar al Misterioso, un vino enigmático como sus uvas.
Las cuatro fincas están repartidas en los valles Calchaquíes, y van desde los 1700 mnsm, hasta los 3111 mnsm –de allí proviene la línea Altura Máxima–, pasando por Colomé, a 2300 de altura. De las 150 hectáreas de viñedos, todos agroecológicos, el 85% corresponde al Malbec.

Viña Santa Jacoba, 1831
Entre las plantas, cada tanto se divisan piedras gigantes como elefantes blancos que junto con los parrales de 190 años, forman parte de este ecosistema. Con uvas de estas viñas, Thibaut Delmotte, enólogo francés flechado por Salta, por Colomé y por una salteña, toma como base del Colomé 1831 Oldest Vines, una de las etiquetas icónicas de la bodega.
Ya pasaron 18 años desde que Donald y Úrsula Hess elaboraron su primer Malbec en los antiguos tanques de concreto. Casi enseguida construyeron la nueva bodega combinando la tradición artesanal de la zona con nuevas tecnologías y prácticas sustentables. En cambio, más tiempo tardó la puesta a punto del hotel Estancia Colomé, una construcción de impronta colonial y alrededores de viñas, lavandas, molles. Será por su entorno y por sus habitaciones espaciosas. O por esa cocina de la que salen desde un corderito hasta unas empanadas preparadas por Antonio y Pachi y cocidas en horno de barro por Raúl Goitia, colaborador firme de la bodega. Lo cierto es que en fechas clave es casi imposible conseguir reserva.
La cocina no es un tema menor en la Estancia Colomé. Patricia Courtois, ganadora del Prix de Baron B Édition Cuisine, creó un menú basado en productos de cercanía y de estación. Muchos de los vegetales que se utilizan provienen de las tres huertas de Colomé.
Así como Hess pensó en un cultivo de vides a favor de la naturaleza, también fue tejiendo una red con la gente del lugar a la que le facilitó viviendas, una iglesia y un centro comunitario, apostando al futuro de su proyecto. Hoy, Grupo Colomé abarca la Bodega Amalaya, situada en Cafayate, y Bodega Colomé, a pocos minutos de Molinos. Larissa y Christoph Ehrbar (hija y yerno de Úrsula Hess), son la segunda generación de la familia que mantiene vivo su legado.
Más que una dirección en el GPS, Colomé es una propuesta en sí misma. Se pueden degustar estos vinos de altura que expresan su terruño, rodeados de un marco que los sublima. Y después, instalarse en el hotel para leer, encarar caminatas o cabalgatas, comer rico en el restaurante, descansar a pata suelta, y al día siguiente, reiniciar con el desayuno –café, panes, medialunas, libritos, mermeladas, jugo de naranja exprimido– el circuito de placer.
Para algunos, más allá de la buena mesa y del buen vino, el plato fuerte se sirve en el Museo de James Turrell, el gurú de la luz. El museo es todo un desafío para la percepción. Las estructuras ilusorias –e inquietantes– que lo componen, las proyecciones y los espacios que van mutando de forma, tamaño y color a medida en que las atravesamos, despistan los sentidos. Cautivan.
El corolario es la última sala. Se llama Sky y abre una ventana al cielo del crepúsculo. Allí, acostados en el piso sobre alfombras e inmersos en un silencio de catedral, percibimos los cambios de tono, profundidad y textura del cielo. Como en un viaje quieto hacia otra dimensión.
Para Galileo también el vino era luz, pero luz del sol unida por el agua. Habrá que seguir iluminándose, copa a copa.
Datos útiles
Bodega Colomé. Ruta Prov. 53 Km 20, Molinos 4419. Salta. Argentina.
Whatsapp: +54 9 387 5030052. Tel: +54 (03868) 49-4200
reservas@bodegacolome.com
Actividades
• Experiencia Colomé. Incluye visita a la bodega, degustación, almuerzo y visita al Museo James Turrell. La visita al museo solo está disponible para niños mayores de 12 años. Abierto de Martes a Domingo (Lunes Cerrado).
• Catas privadas individuales o grupales.
• Degustaciones no guiadas. Flights sugeridos por el enólogo enólogo, Thibaut Delmotte:
Wine Flight 1 | Dos Clásicos: Colomé Torrontés & Colomé Estate
Wine Flight 2 | Tres Clásicos: Torrontés, Estate, Auténtico
Wine Flight 3 | Lotes Especiales: Misterioso, Syrah, Tannat, Bonarda
Wine Flight 4 | Lotes Especiales Altura Máxima Pinot Noir y Sauvignon Blanc
Abierto de Martes a Domingo (Lunes Cerrado). Horarios: 11:30h a 17:30h
No incluye visita al Museo James Turrell y almuerzo.
Todas las actividades requieren reserva previa.