Cambio de imagen y estilo de vinos de la línea “Fin Single Vineyard”, de la bodega patagónica, que ahora apunta a un perfil más moderno que refleje el terruño.

l nuevo carácter de la línea Fin Single Vineyard, muestra equililibrio y frescura. Patagonia es una región mágica, un milagro en el desierto, un terruño adverso, salvaje y único en el planeta. Es un paisaje donde pasearon dinosaurios, pueblos originarios, aventureros, escritores y poetas, convertido hoy en un oasis de vida, dice Juliana del Aguila Eurnekian, sobrina del empresario Eduardo Eurnekian y alma mater de la marca.

Según su enólogo, Ricardo Galante los nuevos vinos se destacan por su frescura, un delicado equilibrio entre el clasisismo y la modernidad. Tanto blancos como tintos sobresalen por su equilibrio natural, delicadeza, elegancia y potencia y expresan un carácter típicamente patagónico.

Nuestros nuevos vinos transportan a la Patagonia, son un tributo a esta tierra que cultivamos con tanto orgullo y a nuestra propia historia familiar que nos trajo hasta aquí, dice Juliana del Águila Eurnekian.

La historia bodeguera de la familia Eurnekian comienza en el Valle del Monte de Ararat, al oeste de Armenia, fundando Bodegas Karas, tierras lejanas donde el vino tuvo origen hace 6200 años y Noé situó el arca luego del diluvio universal. Hoy, la misión de las nuevas generaciones de la familia tenemos el legado de unir ese pasado con el futuro, el origen con el fin del mundo, recorriéndolo y buscando la mejor expresión de cada terroir, dice Juliana.

Bodega del Fin del Mundo

Cuenta con 850 hectáreas de viñedos propios con variedades patagónicas como Malbec, Pinot Noir, Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah y Chardonnay en San Patricio del Chañar, flamante terruño del Nuevo Mundo con solo 20 años en el corazón de la Patagonia, provincia de Neuquén. Sus fincas abarcan la mayor extensión de plantaciones que existe en la región.

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