Pizzas al estilo de Nápoles, pastas y otros platos de impronta italiana en el mini polo gastronómico de Esmeralda y Paraguay que reúne a Tanta, Deltoro, Aldo’s Wine Bar y Fresco.
a pizza nació en Italia pero gira en su propio mundo. Que es redondo e incluye a Buenos Aires, la ciudad italiana más grande fuera de Italia, donde hay más pizzerías que parrillas. No hace tanto que las de estilo napoletano empezaron a multiplicarse y a jugar un partido que promete ubicarlas entre las favoritas.
Cincinnati abrió el año pasado en la plaza de la Torre Bellini, sumándose a ese formato. Su nombre alude a la capital de Ohio, junto con Nueva York, la metrópoli estadounidense de mayor influencia italiana y en la que la pizza se convirtió en paradigma del fast food.
La entrada del local se extiende en un patiecito con glorieta y plantas, perfecto para comer y tomar aire en días en los que el calor mata tanto como la humedad. Su interior tiene atmósfera decontracté. Barra con buenos tragos pensados por Federico Cuco, mesas negras, sillas blancas y reservados en rojo shocking ,atentidos por camareros atentos a los comensales, aunque con algún despiste a la hora de explicar los platos.
Dos hornos dominan la escena: el eléctrico, traído de Italia, recubierto con piedra volcánica por dentro, es un infierno que llega hasta los 500°C –como pide la vera pizza napoletana, que en apenas 100 segundos está lista–. El otro, rojo y a leña, completa la cocción de carnes, panes, pulpo, pescado. Un toque final que hace la diferencia.
¿Qué comer? El cocinero Atahual Flores diseñó una carta en la que abundan italianismos y excelentes materias primas. Hay entradas, como la burratina con crudo, rúcula, tomate seco y aceite de oliva; el antipasto italiano –crudo, spianatta, bresaola, bocconcino, queso tipo gorgonzola –de la firma Don Santiago–, arancini y tomates confitados–; o los langostinos crocantes –copos de maíz, crema de ajo y leche–, ricos, pero un poco excedidos de cocción.

Otras opciones de principales para tener en cuenta: bife de chorizo Angus certificado de 400 gramos con gremolata, milanesa de ojo de bife napolitana y pesca del día a la leña con caponata.
Las pizzas con el clásico borde ancho y definido –cornicione– son excluyentes. Difícil elegir entre la Margherita (pomodoro, mozzarella fior di latte, albahaca y parmesano); la Cincinnati (pomodoro, burrata, prosciutto, tomate cherry y rúcula; la Diavola (pomodoro, salame italiano, mozzarella fior di latte y peperoncino fresco); o la Quattro Formaggi (mozzarella, gorgonzola, bocconcini y mascarpone)
Masa aireada y etérea como la voz de Claudia Muzio; abundancia de ingredientes ma non troppo. Un guiño de argentinidad que jamás llegará al desborde de mozzarella típico de la pizzería porteña de rioba.
De las pastas, los conchiglioni de cordero se sirven al dente, como debe ser, con un relleno que apuesta a la sazón aunque se siente seco. Dato acorde a la propuesta del lugar es que la pasta seca, los tomates en lata y la harina de trigo duro son italianos.
El cierre dulce viene con tiramisú en versión no tradicional, entre otras alternativas. Los postres no conmueven como la pizza: redonda, para reincidir.
Datos útiles
Cincinnati Pizza. Esmeralda 924. CABA. De lunes a jueves de 11 a 24; viernes y sábados de 11 a 1 AM. Cincinnati propone almuerzos ejecutivos con muy buena relación calidad-precio.
Para beber, Acqua Panna y San Pellegrino. Vinos seleccionados por el sommelier Juan Casarsa. Sidra y cerveza tirada Heineken con happy hour de 17 a 20.