Citadino

Café + cocina en Parque Patricios

Comida confortable con un twist, en clima de barrio. Pastelería para golosos, buenos vinos y café de primera.

Publicado por  | Ago 25, 2023 |  |     

a esquina de Atuel y José C. Paz, a metros del club “Piraña” y a un abismo de cualquiera de los Palermos, tiene un pasado ecléctico. Fue verdulería, y antes almacén, y mucho antes, la imprenta conocida como “la gráfica de Cacho”. De aquella época solo queda la fachada –testigo del viejo Parque Patricios– y la atmósfera de barrio que se cuela en el local mínimo, de ambientación retro, mesitas amarillas, sillas azules y ventanales que dejan ver la vida pasar.

Citadino es un café con espacio para no más de 20 comensales, una cocina a la vista que despacha platos simples y con chispa, pastelería ad hoc y café del bueno, custodiado por  la barista y tostadora Agustina Román, una de sus dueñas. Acá vienen sobre todo vecinos, jóvenes y no tanto, y algún que otro curioso que llega desde lontano hasta el sur de Buenos Aires gracias al boca a boca.

No imaginen fuegos artificiales ni “experiencias” largas de esas que te dejan esperando a Godot o a los platos; tampoco guitarreos modernos y caros. Este lugar es un plan redondo para los que buscan comer rico y abundante, tomar vino y café ídem, pagar un precio humano y escaparse por un rato de los terrores metafísicos del estilo Dios existe, o físicos, como quién ganará las elecciones.

Analía Aguirre, Darío Kazandjian y Agustina Román son tres gastronómicos se conocieron en Ninina Bakery, y en 2019 empezaron a cranear este proyecto que abrió en 2020. “Durante la semana tenemos público que viene del polo tecnológico y los fines de semana el local se llena de vecinos,” cuenta Darío.

Esta vez no pedí entradas: empanadas de carne picante y de hongos, buñuelos de espinaca y queso con alioli, platito de quesos con mermelada de morrones. Preferí ir directo a los principales; una ensalada de garbanzos crocantes y especiados, lechuga, radicchio, garrapiñada de semillas de girasol, cebolla encurtida (qué delicia cuando el vinagre no es un puñalada en la garganta, sino un contraste ácido y sutil en la boca) y una vinagreta bien calibrada.

No tuve la misma suerte con el banh-mi, pan ciabatta, hongos frescos grillados, zanahoria y pepinos encurtidos, maní, hierbas y veganesa de soja. El sabor del sándwich resultó un poco plano, tal vez le convendría un picor, o una salsa con carácter. En cambio, devoré los linguini con albóndigas de cerdo, tomate y alcaparras. La pasta (de Divella), al dente; las albóndigas, tiernas y sabrosas, me encantaron.

La carta de vinos, corta –lo bueno, si breve–, gira en torno a etiquetas de bodegas chicas y selectas: Ver Sacrum, Alpamanta, La Cayetana, Ambrosía, por nombrar algunas.

En tren de cerrar la comida con algo dulce, prueben la pastelería, exhibida en una vitrina pequeña que funciona como imán para golosos: torta banoffee; chajá; de chocolate y frutos rojos; alfajores de masa sablée. De la máquina Simonelli sale el café para acompañarla. Valió la pena.

IG: @citadinoba

Para más Datos

Atuel 608. Parque Patricios, CABA.
Carta y delivery.
De miércoles a domingo, de 9 a 19.
Desayunos, brunch, meriendas, almuerzos.
Viernes, cena a partir de las 20 (imprescindible reservar).
IG: @citadinoba