Variedad difícil, base única de los tintos de la Borgoña, es además la uva tinta que interviene, junto al Chardonnay, en los vinos base del Champagne. Por acá se da cada vez mejor. Y está de moda.

Todavía es una variedad casi desconocida para muchos vineros argentinos, aunque la hayan probado infinitas veces, ya que forma parte, vinificada en blanco, de la mayoría de los champañas argentinos. Y de los Champagne de Champagne.

En general, la Pinot Noir da varietales livianos de cuerpo pero importantes de paladar, y algo tánicos, como sus hermanos de la Borgoña. Hace unos años, con la tendencia de los consumidores hacia vinos opulentos, muy estructurados, de color negro cuco, los refinamientos de este tinto sutil no fueron reconocidos. Hay quienes todavía se despistan cuando ven sus colores desmayados, un rubí casi grisáceo. Les parece más intrascendente que el Malbec o el Cabernet Sauvignon. A veces es muy difícil en una cata a ciegas distinguir un cepaje tinto de otro. Pero no se confunde el Pinot Noir y sus aromas a tierra mojada, hongos, hojarasca, contra un fondo de frutas rojas. Aromas algo idos, decadentes. Otoñales, como para embulinarse una tarde fría con las canciones de Schubert, las de Viaje de Invierno. O Keith Jarrett. No es fácil de explicar un vino, ese inefable. Hay vinos blancos, tintos y rosados. Y hay otra categoría, Pinot Noir. Sin lugar a dudas el tinto más sensual.

Es una variedad frágil y caprichosa, de maduración temprana, muy sensible a la podredumbre. La lenta maduración en un clima frío le conviene. La amplitud térmica, noches frías y días muy calurosos, es su hábitat ideal. El Valle de Uco es uno de sus mejores terruños. De allí vienen mis Pinot Noir preferidos: Catalpa Pinot Noir 2010, con buena mineralidad y más fruta; y los de Rutini, firmados por ese gran enólogo Mariano Di Paola. Con uvas de Gualtallary. Zorzal Clásico Pinot Noir 2010 de los jóvenes hermanos Michelini, entre muchos otros.

En la estepa de San Patricio del Chañar, Neuquén, la variedad da vinos de paladar intenso. La amplitud térmica de estas regiones, con días de gran luminosidad, es otro hábitat ideal.

Hay más en Patagonia: Chacra, en Valle Azul, donde el marqués Piero Incisa della Rocchetta tiene excelentes Pinot Noir, más parecidos a los de la Borgoña. También de la misma región, en el Alto Valle de Río Negro,  los de la Bodega Humberto Canale, y los del rey de la Patagonia, el enólogo Marcelo Miras.

Sé absolutamente cuáles no me gustan. Esos Pinot Noir que malbequean. Por suerte se le tomó la mano a la uva y sucede cada vez menos.

¿Con qué platos acompañar las sutilezas del Pinot Noir? Carnes trémulas –conejo a la mostaza–, codornices, magret de pato, hongos, risotti, y hasta pescados. Es la opción tinta para quienes, ni con los sushi, ni con los ceviches, beben blancos. Absolutamente versátil. O camaleónique, madame, como me dijo un pretencioso sommelier parisino. ◉

Elisabeth Checa