
Máximo Togni tenía el berretín de lograr en Buenos Aires un pancho igualito al que solía comer en las calles de Nueva York. Allí había vivido durante 8 años y estudiado con el famoso charcutier Michael Ruhlman los mandamientos de los embutidos de calidad, los secretos del clásico hot dog americano y de la salchicha kielbasa, de origen polaco.
Cuando cerró Sanbenito, –el restaurante donde cocinaba junto a Martín Arrieta– Máximo abrió junto a sus socios el primer local de Dogg en la calle San Martín. De esto hace tres años: ahora la fórmula exitosa del hot dog Premium se replica en un segundo emprendimiento en Belgrano. También allí la estrella es la salchicha grillada, elaborada con carne magra de vaca, un 28% de grasa y condimentos naturales; coriandro, pimentón, mostaza. Cero colorantes o aditivos. Llega a la mesa arropada en un pan tierno y sabroso –con parmesano en escamas– que se prepara in situ y se acompaña con papas fritas y toppings. Los recomendados: el de chili y queso cheddar; el de chucrut, pepinos agridulces y relish; y el de salsa criolla. Aparte de los clásicos, hay una versión de salchicha veggie; wraps, ensaladas y rolls. De beber: cerveza tirada, algunos tragos, limonada. En Dogg nada defrauda. Sobre todo el pancho, el mejor berretín de la ciudad.
Blanco Encalada 1651 y sucursales. Precios más que amables.
www.dogghouse.com.ar