Es nuestro, americano, y aunque su origen es amazónico, los mayas y aztecas desarrollaron toda una cultura del chocolate: el Theobroma cacao era un árbol sagrado, el cacahuatl era moneda de cambio y el chocolatl, bebida de los dioses codiciada por los mortales. De América viajó a Europa y volvió convertido en tabletas y bombones. Cada vez más sofisticados. Hoy los chocoholics buscan los que tiene denominación de origen, con alto porcentaje de cacao y una probada calidad. Nada que ver con los de los kioscos, de dudosas materias primas, sucedáneos, pastosos en los dedos y en la boca, apenas un dejo chocolatoso. Vade retro. Los otros, los verdaderos, nutritivos y estimulantes, son pasión de multitudes, la mejor golosina para grandes y chicos. América, gracias por el chocolate.