
Nació en la India, recorrió Asia y con el tiempo conquistó Occidente. Los árabes la incorporaron como en su dieta y la introdujeron en España. De allí se extendió por todo el Mediterráneo. Salvo al rey Luis XIV, al que le encantaban las rarezas, esa pera negra le provocaba fobia a los franceses. Italia fue el primer país europeo en reconocer las virtudes de esta solanácea que tiene vitaminas, minerales, fibras. En el siglo XII, ya se preparaban platos simples, sobre todo en el sur y en las áreas rurales, donde la necesidad tiró por tierra su demonización. Recién en el siglo XIX la berenjena aparece en Francia en recetas y libros de cocina, ya reconocida por su textura y su sabor que da alma a tantos platos:
- El babaganoush (berenjena grillada hasta que su cáscara se quema y su pulpa adquiere un sabor ahumado. Con ella se hace puré con ajo, pasta de sésamo (tahine), y aceite de oliva virgen extra.
- La mousaka griega, suerte de pastel de carne picada que lleva berenjenas, tomates; se sazona con comino, canela y hierbas y se cubre con bechamel.
- Milanesas de berenjena (apanadas y fritas).
- Berenjena rellena con carne de cordero picada.
- Berenjenas en escabeche.
- Ratatouille y caponata.
Y la lista sigue.
Es tiempo de berenjenas, son protagonistas en estos meses de calor y comparten cartel con otros dos productos de estación (mango y miel) en MESA DE VERANO.
Como siempre, esta nueva edición de la iniciativa que impulsa ACELGA promueve el consumo y el conocimiento de ingredientes de temporada, cuando están en su mejor momento y a un precio conveniente.
La movida involucra a algunos de los más importantes restaurantes porteños que desde el 6 al 12 de febrero prepararán menús dedicados a estos productos.
Más información en: www.MesaDeEstacion.com.ar