
Pese a las crisis y otras intoxicaciones, y aunque se desvanezcan las sobreactuaciones festivas, esta espuma de los días permanece, chispeante, para disfrutes cotidianos. Pase lo que pase.
Los encuentros burbujeantes siempre son placenteros. Cuando espero mi mesa en Don Julio comparto con una patota de visitantes extranjeros una copa de espumante buenísimo. El Norton Cosecha Especial Brut Nature, perfecto para dichas posibles y cotidianas. Hay muchas burbujas con identidad argentina. Se instalan en nuestra alma champañera de los 30 cuando exigíamos eche mozo, eche nomás y llene hasta el borde la copa de champán. Seguramente lo que mozo echaba hasta el borde de la copa era Veuve Clicquot o Pommery, chances de la época.
Todos sirven para celebrar con esas burbujas mínimas que ascienden por la copa flute o el copón tipo Burdeos, un continente que depara más aromas y disfrutes a la hora de beber estas estrellas que ríen.