La Fuerza es el nombre de un vermut y de un bar de cinco amigos: Julián Díaz, Martín Auzmendi, Agustín Camps, y los hermanos Sebastián y Miguel Zuccardi. Un lugar con propuesta simple. Un oasis en una ciudad que empalaga de modernidad.

Está en una esquina de rioba, con ventanales, mesitas en la vereda y gente que ve pasar el atardecer tomando vermut con papas fritas, lupines y aceitunas servidos en triolet. A simple vista pinta un cuadro de otro Buenos Aires: el de bodegones y jazmines, de memoria inmigrante y poca pretensión gourmet.

Adentro del bar, cero protocolo y un par de toques modernos. Detrás de la barra de acero inoxidable con canillas empotradas desde las que se despacha vermut, se descubre un cartel de venecitas, y a los costados, murales que recuerdan la estética del futurismo italiano.

No es un lugar más: a esta vermutería que le da al vino una oportunidad de consumo, la imaginaron cuatro amigos: Julián Díaz878Bar, Los Galgos–, Martín Auzmendi –que del tema algo sabe–, Agustín Camps y Sebastián Zuccardi –genial enólogo, arte y parte de Bodega Zuccardi–, cuyo proyecto original era producir un vermut que no se pareciera al italiano ni a ningún otro.
Experiencia en gastronomía, en diseño, comunicación, gerenciamiento. Conocimiento del vermut y sabiduría a la hora de combinar sabores. Cada uno de estos amigos/propietarios puso su bagaje al servicio del proyecto.
Varias condiciones: tenía que ser elaborado con vino mendocino: Torrontés para el blanco, Malbec para el rojo; alcohol vínico de Mendoza –el que usan se destila en la bodega Zuccardi de Maipú– y hierbas de la cordillera. También tenía que ser fresco y versátil. De calidad pero relajado. Bueno para tomarlo con soda, con hielo, con una rodaja de naranja, en tragos. O solo.
“No sabía mucho de vermut. El primero que hicimos parecía té de burro. Probamos cinco fórmulas diferentes, pero las quisimos mejorar y entonces se sumó mi hermano Miguel, confiesa Sebastián.

El quinto Beatle es un capo del aceite de oliva, que esta vez cambió de rol y se dedicó a recorrer el pedemonte buscando aromas. Miguel Zuccardi seleccionó y secó naturalmente las hierbas, eligió especias y cortezas. Después de su recopilación de perfumes y sabores se multiplicaron las posibilidades de fórmulas y blends y la cosa fue tomando forma.

Dos años de degustaciones –y cien asados al pie de la montaña– duró la búsqueda del vermut con tradición porteña e identidad de los Andes. No contaban con que en el camino también iban a macerar el sueño de abrir un local en la ciudad, entendiendo que los vermut sin el bar quedaban chuecos y viceversa. El reto era tan enorme como el empuje, la amistad y las ganas. Al final, como siempre, la unión hizo La Fuerza. Fav Icon SPG

Flor Capella y Martín Laksman son los autores de los murales y también los responsables de las etiquetas del vermut.

Vermut con papas fritas
y good Show

¿Qué se puede comer en La Fuerza? Cocina porteña de muy buena factura, que se pide marcando los talonarios impresos en rojo –a las bebidas le corresponde el verde–, distribuidos en las mesas. La lista incluye variedad de papas (desde $60); el típico triolet, con tres ingredientes a elección ($130); picoteos ($150 la porción); postres clásicos ($120). Entre los imperdibles, la tortilla de papas, las milanesas a caballo, los buñuelos de acelga, de fritura perfecta, riquísimos. El pan que sirven es de masa madre (Salvaje Bakery) y el aceite de oliva y el vinagre, de Zuccardi.
Los que vayan con ánimo de compartir, elegirán una propuesta que abarca una botella de vermut, soda, ocho platitos de ingredientes ($600).
También hay carta de vinos, cervezas y tres tragos tres: Americano, Negroni y Spritz.

LA FUERZA bar y vermut: Av. Dorrego 1409. Chacarita, CABA. De martes a sábado, de 18 hasta la medianoche. Vermú La Fuerza: 290 pesos la botella.