
Tradición japonesa y modernidad palermitana sin pretensiones se mezclan en este local a escala humana, montado a puro pulmón y talento por los hermanos Matías y Nicolás Totake.
Con palitos, cuchara o la mano
Es tan difícil comer buen sushi como buen ramen en Buenos Aires. Mirutaki es una de esas excepciones que confirman las reglas de la cocina japonesa: sabores netos, cortes impecables, materia prima de calidad. Detalles que son lujos.
Un pescador japonés sale a pescar especialmente en Mar del Plata por encargo de los Totake. La salsa de soja tiene la firma de los hermanos. Algunas de las verduras las compran en el barrio chino, como la cebollita japonesa, la balsamina –típica de Okinawa– la papa japonesa. Otras son de pequeños productores de La Plata. Otras, del Mercado Central. En cualquier caso, los productos que ofrece Mirutaki resumen lo mejor de cada lugar.
Entre los niguiris que más me gustaron: lenguado con cáscara de lima y yuzu kosho, yuzu –cítrico oriental–, besugo con shizo –albahaca japonesa–. Pez limón, bonito, trucha curada en kombu, atún rojo marinado en salsa de soja, pulpo, almeja, langostinos crudos de Puerto Madryn, algas y huevas de salmón.
Esa misma dedicación que Matías le pone al sushi, Nicolás se la imprime a la cocina caliente. Como entradas la carta ofrece gyozas; bolitas de pulpo con katsuobushi, plato callejero ultra popular. La lista sigue. No mucho, aquí lo bueno si breve.
Los glotones que después del ramen se animen a seguir con otro plato, pueden pedir el tataki, de bife de chorizo. Sellado apenas en el kamado y cortado a la vista del comensal.
Como final dulce, el flan de té verde. Aunque a quién se le ocurriría venir a Mirutaki por los postres.
Datos útiles
Ángel Justiniano Carranza 2339, CABA.
En Facebook: Mirutaki
En Instagram: mirutaki
De martes a sábado solo por la noche.
Precios: accesibles (una entrada, un ramen
y bebida: alrededor de 400).