Naranjo Bar
Publicado por María De Michelis | Oct 31, 2020 | Restaurantes y bares |
Tapas o principales hechos con productos de primera y buena mano, vinos poco obvios y ambiente súper relajado suman puntos a este bar de Chacarita que ya tiene fans.
l naranjo da nombre al lugar y un trago de sombra a las mesas de la vereda donde la gente se sienta a tomar vinos poco comunes y a picar aceitunas, caballa marinada, porchetta, escabeches, panes. El ambiente recuerda al de “La Cave de Septime”. Mucha onda y pocas vueltas. Podría estar en París y etiquetarse como bar de vinos naturales, pero a Nahuel Carbajo, al frente de Naranjo Bar, no le gustan las etiquetas.
Junto con su socio Augusto Mayer (el tercer hombre), Nahuel tardó en encontrar un local, ninguno de los dos quería una caja vacía a la que tuvieran que inventarle una impronta. Después de casi un año descubrieron este espacio que era todo lo contrario: el ex dueño tiene un anticuario y había recopilado una cantidad demencial de objetos a los que tardaron meses en encontrarle destino. Para diciembre comenzaron las obras y el 20 de marzo pasó lo que ya sabemos. Hernán se quedó en su casa hasta que pudieron retomarlas de a poco. Et voilá. Hace un mes, Naranjo bar por fin abrió sus puertas.
Nahuel y Hernán Sondereguer –al frente de los fuegos– pasan de la comida explicada. “No nos gusta interrumpir para contar de dónde viene cada cosa que servimos. Queremos que la gente disfrute algo tan sencillo como sentarse a comer con un amigo y charlar”. Todo es de primera pero no lo declaman frente a los comensales.
Dice Nahuel, aunque reconoce que apuesta por la cocina saludable y que tiene claro el valor político que representa este consumo. “Es importante pensar dónde ponés tu plata, a quién financiás. La compra es una herramienta de cambio potente. Todos los días en el supermercado votás. Definís qué economía querés que crezca.”
La estacionalidad forma parte de la filosofía del lugar y le da forma a la propuesta de comida que se ofrece en una pizarra. Cuatro o cinco platos por día. Lo que dé el mercado y esté en su mejor momento.
Acá el producto es rey. Aceite de oliva virgen extra. Pescados de calidad. Panes de masa madre. Frutas y verduras frescas y sin agroquímicos.
Como la ensalada de remolachas preparada con todo este producto: remolacha, tallo de remolacha, hojas frescas, puré de remolacha, tapenade, y dukkah hecha con garbanzos, pimentón y hojitas de albahaca. La lechuga quemada, con hongos y maní. O la pesca del día –punto de cocción perfecto– más verduras crudas, rabanitos e hinojos crujientes, y gajitos de naranja quemados.
Tantos colores, sabores y texturas, tantas combinaciones ricas delatan el sello de Proper, el restaurante que tenían Mayer y Leo Lanussol y por el que pasó Nahuel.
Si pueden pidan postre. Torta de polenta con harina de almendras, torta de chocolate con manteca huevo chocolate y azúcar mascabo, budín vegano de banana, carrot cake de zanahora con harina de trigo sarraceno. O frutillas –de que chorrean jugo y tienen mucho sabor– con mascarpone.
El café es de filtro y de especialidad. Van a querer volver.
Naranjo Bar
Angel Justiniano Carranza 1059, Chacarita, CABA.
De miércoles a domingos de 12 a 20.
IG: @naranjo_bar
Más sobre Naranjo Bar
- No trabajan con carta de vinos ni de comida. Pero hay tienda de alimentos agroecológicos –algunos, de cooperativas de productores– y vinos elaborados naturales, orgánicos, biodinámicos, o con poca intervención, de todo el país. Así que se elige adentro y se paga a precio de vinoteca. Algunas de las joyitas de la estantería: Vuelà, Pintom, Amici Miei, Cara Sur, Polígonos.
- A las 12 del mediodía hay almuerzo, unos cinco platos por día. La cocina es gluten free, el pan es de Atelier Fuerza. No usan papa ni arroz. Es una propuesta saludable, friendly para veganos, para paleos, para celíacos.
- A las 4 de la tarde cierra la cocina y abren la cafetería. A esa hora también la gente viene a tomar vino con tapas frías: pastrón, porchetta, berenjenas en escabeche, aceitunas marinadas, pickles.
- El producto se aprovecha de cabo a rabo. Con los restos del cerdo hacen terrinas, con los de verduras hacen polvo: de apio, de cebolla, de tomate, de ajo, que da sabor a muchos platos.