Pedro Lambertini y las fiestas de diciembre
Publicado por Redacción SPG | Fotos de Tabaré da Ponte para receteate.com | Dic 17, 2018 | Protagonistas
Sus recuerdos de las fiestas de la infancia, más algunas propuestas de recetas y tips para disfrutar Navidad y Año Nuevo sin morir en el intento.
e chico yo festejaba en Córdoba, donde viví hasta los 12 años. Tuve una infancia feliz y un poco salvaje. Mi casa estaba ubicada en un barrio y los chicos salíamos a jugar todos los días todo el día. Yo además me iba descalzo y no aparecía hasta la noche: me comía unos cuantos retos pero no me importaba. Era otro mundo, recuerda el cocinero Pedro Lambertini.
¿Qué importancia tenían estas fiestas en tu familia?
–Para nosotros eran realmente importantes. Nuestra casa era muy grande, tenía un patio enorme y en Noche Buena recibíamos gente que venía de todos lados, familiares, amigos. Armábamos un gran árbol y a las 12 en punto abríamos los regalos con ilusión. Después salíamos a la vereda a seguir festejando. ¡Es tan distinta la manera de celebrar urbana de la de las provincias! Yo me re reconozco como un nabo de la Navidad, ¡hasta escucho villancicos! (se ríe). No entiendo a la gente que odia la Navidad. A mí me parece una fiesta hermosa y mágica.
¿Cómo era la mesa de las fiestas?
–Siempre había ensalada rusa, huevos rellenos, lengua a la vinagreta, el típico pionono, que se rellenaba con palmitos y salsa golf. Mi mamá hacía un vitel toné glorioso. Y una pierna de cerdo glaseada, esa que se corta en cuadrillé y se pinta con miel, mostaza, soja… A veces, se reemplazaba el cerdo por una pieza de carne grande. Nunca faltaban guarniciones de frutas asadas para acompañar. Los postres eran siempre livianos, generalmente ensalada de frutas con helado. No se amasaba el pan dulce. Nadie se le animaba demasiado.
¿Y ahora? ¿Cómo festejás?
–La Navidad sigue siendo una fiesta familiar y el Año Nuevo más un festejo para los amigos. Esta vez la voy a pasar con mi hermana que vive en Filadelfia, va a ser mi tercera Navidad allá. También iré a Nueva York y a Washington a visitar amigos.
Si no, normalmente la comparto con mi vieja en la quinta que tenemos en Pilar.
¿Y en ese caso, cocinás?
–Siempre cocino algo allá o llevo algo hecho en mi casa. Pero ya no hago todo yo.
Se ríe.
¿Seguimos repitiendo el paradigma europeo de las fiestas a la hora de celebrar?
–No sabemos sacarle todavía el jugo a estas fiestas en verano. Hay mucho para explorar en cuanto a recetas. Pero todavía estamos arraigados a las costumbres del Norte.
¿Tips para disfrutar sin morir en el intento?
–Creo que es importante no forzar las relaciones y decidir con quién uno tiene ganas de pasar estos encuentros. Me pasó de estar en Navidad o Año Nuevo con gente con la que no había elegido estar y no la pasé bien. Imprescindible elegir personas que se lleven bien entre ellas. La comida viene en segundo lugar de importancia. Y sin pocos comensales, es fácil resolver el menú.
¿Y si son muchos comensales?
–Conviene cocinar los platos que demandan más tiempo con unos días de anticipación para no estresarse a último momento.

“Una carne fría cortada en rebanadas, una salsa fresca con hierbas, varias ensaladas con dos ingredientes cada una. No hay que tener miedo a la simpleza. Lo simple y lo fresco no fallan nunca.”
Siempre es mejor marinar pavo, cerdo y piezas grandes de carne un par de días antes, eso les va a dar mucho sabor. También dejar listos los amasados previamente. Hacer ensaladas frescas en el día y usar pocos ingredientes. El otro día preparé una ensalada de apio y damasco. Limón, aceite de oliva, sal, un hilo de miel, pimienta. Nada más. Un manjar. La hacés en tres minutos y quedás genial porque es un plato poco común.
¿Por qué es mejor usar pocos productos?
–Uno tiene que pensar que en Navidad, que es sinónimo de banquete, hay varios platos, y cada plato tiene 15 ingredientes. Entonces después de cenar te sentís pésimo porque te comiste toda la flora y la fauna y además no le terminás sintiendo el gusto a nada. De golpe tenés 50 productos en un plato. Mi consejo es servir cosas frescas, nada de salsas pesadas. Que se entienda y se lea bien la comida. Una carne fría cortada en rebanadas, una salsa fresca con hierbas, varias ensaladas con dos ingredientes cada una. No hay que tener miedo a la simpleza. Lo simple y lo fresco no fallan nunca. ◉