Cocinar con flores no es nada nuevo. Griegos y romanos ya las incluían en sus platos. Ni hablar de las más tradicionales: alcaucil, coliflor, brócoli o las flores de zucchini, tan caras a la cocina mexicana e italiana. 

La cosa es que ahora en gastronomía se utilizan especies que antes se consideraban de jardín, decorativas o de cultivos de huerta.

Además de color, las flores agregan sabor y aroma a las comidas. Pero ojo, no todas son comestibles. Las de tomate, son tóxicas. Y las que provienen de una florería o de un jardín hogareño pueden contener pesticidas. Hay que consumir las que se cultivan para gastronomía. Violas (perfectas para decoración); caléndulas (se usan en coctelería); rosas, lavanda y geranios (aptas para pastelería); borraja (se utilizan en sopas, ensaladas, helados). Por favor no pisar las flores. Mejor comerlas.