

Publicado por María De Michelis | Mar 13, 2020 | Viajes |
De recorrida por el Centro, el meollo bohemio de Sampa donde Janaina y Jefferson Rueda montaron sus locales Bar Da Dona Onça, Sorveteria do Centro, Hot Pork y A Casa do Porco. La yapa: una visita a dos haciendas de producción a pequeña escala en las que la sostenibilidad no es solo una palabra decorativa.
n escándalo arquitectónico. Una maqueta móvil fraguada en cemento, con graffitis que le pelean a la hegemonía del gris, autopistas, orquídeas abrazadas a los árboles, bares de moda, diseño y modernidad. Detrás de cualquier lugar común, del encanto de Vila Madalena o el glamour de Jardins, se esconde el Centro. El lado B de la metrópoli más grande de Latinoamérica donde una masa de más de doce millones de personas se desplaza vibrante como una serpentina con energía eléctrica.
En este ombligo de luces comerciales y rincones bohemios, las calles ensayan escenas random como en un teatro ambulante. Un percusionista toca un tamborín sentado en un banquito más chico que su cabeza. Un pastor lanza su sermón de opio en Plaza de la República mientras por ahí pasa el colectivo de Ni Una Menos en un carro con megáfono, denunciando a los gritos lo que hasta hace poco se decía en susurros. Como un big bang de intensidad y decibeles el Centro hierve de gente. De espetinho candente con cerveza fría. De color y sudor. De harapos y lentejuelas. De música y realidad.


En la apertura: el barrio Bixiga y uno de sus graffitis firmados por artistas locales. El Minhocão, «Via Elevada Presidente João Goulart», paseo de fin de semana. Avenida São João (mismo lugar). Porco sanzé, en A Casa do porco.
1 | Edificio Itália (República). 2 | Tragos en Espaço Treze, Bela Vista. 3 | Uno de los graffiti que abundan en el barrio Bixiga. 4 | Once zapatillas cuelgan en patio del bar Espaço Treze. 5 | Una calle del barrio. 6 | Plaza Ramos de Acevedo, en el barrio República. 7 | Panadería São Domingos (Bixiga). 8 | Graffiti en el barrio República.
San Pablo tiene una cadencia en cada barrio y en todas partes un tráfico que en horas pico puede llevar a la desesperación. En el trayecto las distancias se alargan y el tiempo se acorta, las urgencias parecen acumularse y cada minuto vale oro. Si es febrero, hay carnaval y locura. La cachaça corre como el agua y la vida se vive a tope. Puro presente. De golpe y sin anestesia. San Pablo es un territorio desigual. Una ciudad exagerada.
El sabor paulista
Janaina Rueda se mueve con la gracia de quien bailó en una escola de samba. Con la soltura que da haber merodeado por los bordes de una sociedad en construcción constante, como el edificio Copan que soñó Niemeyer en 1950. Esa “Sagrada Familia” con forma de ola inconclusa donde abrió en 2008 Bar da Dona Onça.
No siempre Janaina fue cocinera. Antes trabajó como consultora de una empresa de bebidas. Cuando se enamoró del chef Jefferson Rueda quiso profesionalizar su cocina, pasión que heredó de su madre, y el combo de amor y de experiencia concluyó en la apertura de Bar da Dona Onça. El nombre de pantera americana se lleva bien con el perfil potente de su alma mater, una militante de la buena alimentación.


1 | Janaina Rueda en el bar Churrascaria Central. 2 | Coxinhas de pollo, en Bar da Dona Onça. 3 | Caipis en el mismo sitio. 4 | Su famosa galinhada, y en las siguientes fotos, la ensalada de mariscos, el ambiente amigable que reina en este bar, los baos con huevo y la cerveza del lugar.
Durante un tiempo y desde la Secretaría de Educación, en la era pre Bolsonaro, Janaina “Onça” diseñó un programa para comedores escolares destinado a renovar su esquema de meriendas cambiando comida industrial por comida real: la que tiene una historia y expresa una cultura. Eso y la democratización del comer están en su mira. Preparar platos ricos que no solo los ricos puedan pagar. Servir comida a mucha gente “cuanta más, mejor”, dice.
Como la feijoada que despacha en eventos organizados en Brasil o en Europa, en su casa con amigos, en carnaval para la escola Vai Vai o para su familia. Punto y aparte. su familia es el gran motor de su energía creativa. De hecho, Hot Pork surgió de la predilección que sus dos hijos tienen por los cachorros quentes y por eso con Jefferson pensaron una receta de salchichas que incluyera el mejor cerdo y otras materias primas nobles, sin pizca de productos industriales. Completando la propuesta, sumaron la Sorvetería do Centro, una meca del helado en tres versiones. Hay de fruta y agua, con leche y también están los que parten de la imaginación de la dupla Rueda. El hit, “Floresta Negra”, lleva chantilly, cerezas, chocolate, helado de crema, cerezas al marraschino y amarena, syrup de cerezas y como si esro fuera poco, migas de galletitas. En cualquier csao se trata de helados naturales, sin conservantes, colorantes ni saborizantes. A cuál más rico.
Pero el lugar donde esta brasileña brilla es el Bar da Dona Onça, un homenaje a la gastronomía paulista en el corazón del barrio donde nació y creció. La carta reúne clásicos revisitados: desde las doradas coxinas –croquetas– de pollo que delatan una fritura impecable, la galinhada, una bomba proteica que combina arroz, carne de gallina, quiabo, el toque delicado de los pétalos de flores y una yema de huevo curada, hasta las pastas con fórmula de Jefferson, huellas del paso de este cocinero por los restaurantes de impronta italiana que comandó.


1 y 2 | La carta de Bar da Dona Onça, combina frituras con acideces. Croquetas y otras gorduras, como el tartar de cerdo, con encurtidos logrando un equilibro ideal en estos bocados para comer con las manos. 3 | Frente del bar. 4 | Festejo de «Aguas da Janaina», en el mismo lugar. 5 | Escola de samba «Vai Vai», en Bixiga. 6 y 7 | Hot Pork, el tempo de los hot dogs y una de sus versiones. 8 | Helado goloso en Sorveteria do Centro.
De beber, vinos, espumantes, cerveza –no perderse las artesanales, sobre todo la IPA elaborada especialmente para este bar–, cachaças y caipirinhas hechas con distintas frutas. La tradicional con limón sutil, la Brasileirinha –con los tres mejores limones de estación– la de jabuticaba, la de acerola (ciruela). Mejor no entusiasmarse, la caipirinha engaña, “Você pensa que cachaça é água / Cachaça não é água não”.
Cada 10 de febrero, el bar se viste de fiesta, la calle se corta y una multitud se amucha para celebrar el ritual “Aguas de Janaina”. Flores y ruda y música de tambores y la voz de un pai y la lluvia purifican el aire y el alma. El agua, origen de la vida, motivo de un festejo que pinta de cuerpo entero a Janaina.
De todo un porco
Un templo del cerdo en todas sus versiones. Asado. En salazones. En embutidos. En tartar. A Casa do Porco no deja técnica sin explorar ni corte por utilizar. Del hocico a la cola, todo chancho que camina va a parar a la cocina de Jefferson Rueda, un chef que comandó los fuegos de Pomodoro y Attimo (1 estrella Michelin), su última incursión en la “alta gastronomía”.
Él mismo cuenta que en aquella época, cada tanto se daba el gusto de asar un chancho, y despertaba la pasión de muchos: “¿cuándo vas a tener un local donde hagas esto?”, le reclamaban. El local llegó en 2015 con este producto como protagonista. “Mi familia vivía en sitios donde se criaban chanchos y se acostumbraba a prepararlos enteros, según una técnica tradicional conocida como ‘cerdo a la paraguaya’, y en A Casa do Porco la perfeccioné”, dice Rueda.


1 | «O porco é», lema de A Casa do porco. 2 | Sushi de chancho: papada de puerco, tucupí, alga nori. 3 | Jefferson Rueda y el porco sanzé, asado durante 6 horas a las brasas. 4 | Cachaça añejada en tonel de almendras. 5 | Bocaditos crocantes de vegetales y cerdo. 6 | «Sr. Porco»: porotos, tartar de banana, couve, farofa de cebolla, quibebe de abóbora, farofa de huevo. 7 | Torresmo (chicharrón) de cerdo y goiabada con pickles de cebolla roja. 8 | Interior de A Casa Do Porco.
Desde la hora cero, A Casa do Porco (6to. puesto en el ranking de los 50 Best Latin America Restaurants 2019) fue un éxito. Aunque fue cambiando detalles de acuerdo con la evolución de este cocinero. Rueda sigue explorando las posibilidades de esta materia prima. Combina la dulzura de la carne de cerdo con acideces, encurtidos, logrando interesantes contrastes de sabores y texturas.
Consigue que la piel se haga hojaldre en la papada de cerdo, se vuelva craquelé como cristal en el porco Sanzé (asado durante 6 horas a la brasa), o cruja en la icónica panceta con goiabada: un torresmo –chicharrón– con pickles de cebolla, inspirado en el que sirven en el Bar do Carlão.
Pero el cerdo no es solo contundencia: también se amiga con la sutileza del sushi con tucupí y alga nori, y se “italianiza” en la berenjena parmegiana con hongos y queso.
O porco É, dice el menú de ocho pasos combinado con excelentes vinos del mundo, que el 70% de los comensales elige a pesar de las tentadoras opciones a la carta, como la porcoletta: carré de cerdo a la milanesa con porcopoca (chicharrones) y ensalada Caesar.


1 | Vinos del mundo acompañan la propuesta A Casa do Porco. 2 | Desde la chef table se puede ver el movimiento de la cocina. 3 | Feta de porco en salazón. 4 y 5 | Bocadito crocante y fritura de cerdo. 6 | Porco madurado con trigo, hummus de remolacha, vegetales, hierbas. 7 | Pamonha, Pamoha, Pamonha! Postre de crema de maíz, sorvete de queso de cabra, crocante de fubá, crocante y polvo de maíz. 8 | Laboratorio de Ideas. El bunker creativo de Jefferson Rueda.
Rueda sabe combinar tradición con toques personales, no reescribe platos populares ni intenta aplicarles sofisticaciones delirantes. Solo los interpreta desde su óptica de cocinero que ha pasado por grandes fogones sin quitarles el alma. y los ancla con un entorno, una identidad, un concepto, una cultura: «El cerdo es mundo. Es Campo. Es paulista. Es pop. Es Brasil. Es calle. Es diversidad. Es Prosa. Es Pueblo», reza el hashtag que acompaña cada paso en la carta.
Si hay que señalar un talón de Aquiles en este restaurante es el capítulo dulce: el postre Pamonha Pamonha, sucesión de texturas de maíz, no convence. Resulta redundante. Pero lo más probable es que, teniendo en cuenta la solidez de la propuesta general, esta opción no dure mucho en el menú. Jefferson tiene mucha más tela para cortar.
Dime lo que comes
Hay que conocer el origen, la crianza y la alimentación de los cerdos de raza Caipira que ofrece A Casa do Porco para entender el por qué de su calidad. La mayoría de estos animales proviene de la Finca San Francisco, a 300 km de San Pablo, en São José do Rio Pardo, cerca de donde viven los padres de Jefferson. Visitar el lugar es deslumbrarse con los chanchos adultos y los chanchitos corriendo a campo abierto como en una escena de cuento.
Durante los 30 primeros días de vida se alimentan con leche materna. A los 40 días, se los lleva a un espacio abierto separado de las madres, y aunque siguen tomando teta ya empiezan a comer pasto. A los 60, se los separa de la madre y cuando cumplen 3 meses, ya comen vegetales, suero de leche y maíz agroecológico de la zona. Nada de transgénicos.


1 | Chanchitos de a pié en la Finca San Francisco (São José do Rio Pardo). 2 | Fazenda cafetera Santo Antônio D’Agua Limpa. 3 | En la maternidad (Finca San Francisco). 4 y 5 | Galerías y vistas desde la casa construida en 1922, en la fazenda Santo Antônio D’Agua Limpa. 6. La familia unida (San Francisco). 7. Bar do Carlão y sus torresmos famosos. 8. Cogumelo gigante y comestible, en Santo Antônio D’Agua Limpa.
Su salud se preserva sin necesidad de medicamentos, salvo cuando enferman, casi siempre de neumonía. Cosa que aquí no es frecuente porque los cerdos son friolentos y en esta finca descansan sobre una tierra vermella, más amable que el piso de cemento de los feed lot y rica en hierro, a tal punto que los animales la comen incorporando así un mineral indispensable para su organismo.
Tantos cuidados tienen un sentido ético y un correlato concreto. “Nuestros cerdos son más musculosos, porque caminan, y más sanos, tardan 170 días en llegar a los 100 kilos mientras los industriales alcanzan ese peso en casi menos de la mitad de tiempo”, dice José Luiz Bertolette, copropietario de esta finca junto con Jefferson Rueda. Además la alimentación incide en su sabor. Dime lo que comes y te diré a qué sabes.
De la finca, los chanchos van al frigorífico y de allí al restaurante. Y en ocasiones, alguno se desvía hacia la Hacienda Santo Antônio D’Agua Limpa, el hogar de Renata y Joan Neto, los proveedores de la goiabada que utiliza Rueda en su local.
Entonces puede pasar que en la galería de la casona de 1922, rodeada de horizonte verde y canto de pájaros, Jefferson improvise un asador y comparta ese porco sanzé que él prepara como nadie con los dueños de casa. Y con la familia y con amigos. Siempre habrá músicos y cachaça. Janaina cantará samba y algún despistado se sorprenderá con su voz salvaje. Tal vez no sepa que Dona Onça nació un domingo de carnaval.
Datos útiles
• Bar da Dona Onça. Av. Ipiranga 200. Edificio Copan, Centro, São Paulo. bardadonaonca.com.br
• A Casa do Porco. R. Araujo 124, Centro, São Paulo. Acasadoporco.com.br
• Hot Pork. R. Bento Freitas, 454, Campos Elíseos.
• Sorveteria Do Centro. R. Epitácio Pessoa 94, República.
• Churrascaria Central. R. Dom José de Barros 264, República. Espetinhos con salsas sabrosas, cerveza helada, de cara a la calle repleta de personajes coloridos.
• Padaria São Domingos. R. Quatorze de Julio 260, Bixiga. En esta panadería que funciona desde 1913 como un negocio familiar, preparan deliciosos pasteles de pollo y cannoli rellenos de crema pastelera. En el local venden pastas, quesos, panes, sfogliatella, manteca salada que viene en latas primorosas.
Si se dan una vuelta por Bixiga, un barrio donde los inmigrantes italianos plantaron bandera, no dejen de visitar este lugar que tiene de todo como en botica.
• Bar do Carlão. Av. Capitão Joaquim Rabelo de Andrade. São Sebastião da Grama.
Bar popular con mesitas sin mantel, donde despachan cada semana 350 kg chicharrones de cerdo con salsa picante. Los sábados sirven a más de 400 personas este plato para chuparse los dedos.
• Bar Espaço Treze. Simpático bar de ambiente informal sonde sirven cócteles clásicos y de autor. Frente a la feria de antogüedades.
• Bar Fel. R. Treze de Maio 798, Bela Vista. Espacio com mucho clima, jazz y cócteles impecables. A metros del Bar da Dona Onça.
• Francisca. R. Direita 93, Sé. Casa de música, ámbito de reunión de músicos, shows nocturnos, restaurante. Todo eso es este lugar que ofrece comida reconfortante y atractivas opciones de vinos y cócteles. De la carta, imperdibles las “Franciscanas”, como la Caiçara: pesca del día con cus cus nordestino, coco y castañas de cajú, más banana tostada y salsa de tomate con hierbas frescas. A los postres, el flan gana.
Paseos y visitas
• Mercado Municipal. Frutas, verduras, especias, carne, pescado fresquísimos. R. Cantareira 306. Centro Histórico de San Pablo.
• Fazenda Santo Antônio D’Agua Limpa. Desde 1822, la familia Pereira Lima maneja esta hacienda, pionera en el cultivo de café orgánico. Cuenta con alojamiento y visitas guiadas. https://www.facebook.com/FazendaSantoAntoniodaAguaLimpa