Proyecto Poytavá

Saúl Lencina

Junto con Ángeles De Mauro lleva adelante Poytavá, cocina misionera, en Posadas. Uno de los proyectos finalistas del Prix de Baron B Édition – Cuisine. Su iniciativa es un ejemplo de Soberanía Alimentaria.

Publicado por  | Ago 20, 2021 |  |     

a casa de la infancia tenía una huerta en la que su mamá lo dejaba merodear. Mirar cómo maduraban los tomates al sol. Meter las manos en la tierra. A Saúl Lencina le gustaba estar en contacto con la naturaleza. Ir a pescar con sus diez hermanos al arroyo de Capilla del Señor, del que sacaban anguilas, bagres, mojarritas, tarariras. Y salir a cazar cuises y palomas. “No lo hacíamos por deporte, nosotros comíamos lo que cazábamos y pescábamos”, dice, redondeando un relato sobre esa relación primaria con los alimentos que derivó en su amor por la cocina.

“Siempre quise ser cocinero”, cuenta Saúl con una seguridad que no deja lugar a dudas. Y aunque cuando creció hizo de todo un poco –trabajó en albañilería, en electricidad, en fábricas– al cumplir 22 años decidió encarar su vocación y estudiar gastronomía en Pilar. Después, en Buenos Aires, incursionó en restaurantes y pasó a velocidad de meteoro de bachero a ayudante, de ayudante a cocinero. “Era ambicioso. Leía y estudiaba mucho. Cuando conocí a Ángeles De Mauro –mi compañera–, comenzamos a organizar eventos a puertas cerradas. Ahí arrancó una nueva etapa.” Pero ese proyecto tenía fecha de vencimiento y un destino en la tierra natal de Ángeles.

“Dos veces vinimos a Misiones y la segunda vez fue un flechazo. Estábamos mirando el puente entre Paraguay y Posadas, los edificios rodeados de verde, de plantas, y esa naturaleza exagerada nos pudo. No lo pensamos demasiado y nos vinimos. Teníamos 24 años cuando llegamos acá.”

“Poytavá”, de Saúl Lencina, “Fonda Sur”, el restaurante de Paula Chiaradia; y “El Nuevo Progreso: Cocina + Arte”, de María Florencia Rodríguez; son los tres proyectos que seleccionó el jurado de lujo integrado por Mauro Colagreco, Manoella –Manu– Buffara, Richard Geoffroy y Martín Molteni. El 26 de agosto será la gran final del concurso que premia proyectos transformadores, y en la que se conocerá al ganador de esta tercera edición.

¿Cómo arrancaron?
–Hacíamos catering a domicilio y terminamos abriendo un local para abastecer la demanda. Era una rotisería con carta de restaurante. Despachábamos bondiola con batatas, pechuga rellena, salmón (¡algo que ahora no haríamos!), pero a todos los platos le agregábamos algún producto de acá. Nuestro problema era que no conseguíamos ingredientes de calidad y los precios eran altos. Con el conocimiento de las ferias francas empezó a cambiar todo.

Durante los primeros años en la tierra colorada aprendieron sobre la producción local y recolección sustentable de hongos y frutas silvestres de la selva misionera.“Nos subíamos al auto, recorríamos, veíamos una fruta en una casa y nos parábamos a preguntar cómo se llamaba. Así probamos y conocimos muchos productos locales. Lo que realmente nos marcó fue la conexión con las personas dueñas de saberes ancestrales, que funcionaban para nosotros como un imán. Porque nosotros no nos preguntábamos ‘quién produce la mejor mandioca’, sino ‘a quiénes les importa lo que hacen, quiénes son las y los productores que respetan la tierra’. No buscábamos los mejores productos sino las mejores personas. Y entender los procesos de elaboración con todo lo que representan.”

Con el tiempo sus proveedores se convirtieron en sus amigos y este lugar en su inspiración. “Teníamos libros, Internet, pero nos faltaba ese sentimiento de la gente de acá. La exuberancia de la naturaleza, la sabiduría de las comunidades guaraníes. Esta es nuestra trinchera. Si no estás conectado con los lugares y su problemática, tu proyecto pierde espesura. 

Saúl dice que no vale romantizar este contexto  complejo. «Acá muchas veces no hay agua. Por eso nosotros sentimos que nuestra responsabilidad es  relacionarnos desde el trabajo social, económico, sin ánimo de enseñar nada.”

Poytavá es un restaurante que se auto sustenta en un 40% gracias a sus cultivos propios y libres de agrotóxicos. La lista incluye batata, mandioca, cúrcuma, jengibre, maíz nativo, ñame, taro, variedad de porotos, ajíes, burrito, y un sin fin de frutas, verduras. También producen macerados para la coctelería del restaurante, chocolatería, pastelería y una línea de conservas.

¿Cuánto tiempo llevan en Misiones?
–Hace casi diez años que estamos acá, enamorados de este entorno impactante. Trabajamos con 15 especies de hongos comestibles y hay muchísimas más. Son una maravilla de texturas, de formas, más allá de los sabores. El desafío mayor para nosotros es motorizar un cambio que no va a ser inminente. Pero intentamos dejar algo para futuras generaciones. Nuestros hijos tienen 8 y 5 años y recolectan hongos y frutas, tienen los principios básicos de la no contaminación. Saben que los desperdicios orgánicos son alimento para la tierra y la crianza que les damos forma parte de nuestro proyecto.

Durante la pandemia, Saúl y Ángeles estrenaron local en la vieja zona de pescadores de Posadas, frente al río. Nuevo desafío, mismo concepto de cocina nativa. Poytavá es más que un restaurante de comida regional. Es el resultado de años de trabajo de esta pareja que no para de investigar los ingredientes y la cultura local.

 “Cuando “Baron B” vino acá para hacer la grabación sobre nuestro proyecto, nos preguntó por un productor. No elegimos al más espectacular. Elegimos a José Dos Santos. José no tiene riegos porque no puede afrontar esa inversión. Él juega con la naturaleza.Cuando llueve planta mandioca y batata. Si no llueve no hay tu tía. La grabación se hizo en su chacra, donde terminamos comiendo asado con toda su familia.”

Poytavá es eso. Es Juanita González, cacica de la comunidad Mbyá “Yvytu Porá”. Es Marcos con sus quesos. Es Jesica de Panambí, con sus chorizos ahumados. Las personas detrás de los productos. El territorio, su cultura, su paisaje, su pueblo.

El plato finalista

Saúl Lencina eligió un vorí vorí de gallina

La receta es tradicional de la cultura mbya guaraní. Se trata de bolitas de harina de maíz que se cocinan en un caldo espeso de gallina. “Elegimos como proteína a la gallina porque en una chacra representa mucho, se establece un vínculo con ese animal que además de entregar el alimento que es su carne, produce huevos. Por eso tiene que ser manipulado con mucho respeto. Y, por otra parte, quisimos homenajear al maíz nativo. Nosotros comenzamos a cultivarlo  hace siete años, gracias a que creamos un vínculo estrecho con la comunidad guaraní, que nos dio semillas para plantar en nuestra huerta. Ellos están en un momento de recuperación de ese producto. Últimamente, la comunidad liberó una zona más para cultivo de maíz nativo con el fin de poder elaborar como antes sus propias harinas de maíz. La gallina es de Cerro azul, de la familia Dos Santos y los maíces de Juanita González, cacica de la comunidad. Hay vegetales de la feria franca, cedrón del lugar, y tres clases de pimientas nativas que recolectamos acá: aguaribay, pimienta rosa y molle dulce.”

Datos útiles

Fleming 1339. Posadas, Misiones.
+54 9 376 482-4477
IG: @poytava13
FB: Poytava Cocina Misionera