Para celebrar la cultura gala, en el marco de Viví Francia, se organizó un taller para prensa en el elegante Hotel Club Francés, donde se degustaron quesos de Ile de France, panes de Boûlan y espumantes de Chandon.

Publicado por  | Nov 12, 2021 |  |     

ace más de ocho décadas, el queso brie cruzó el océano Atlántico por primera vez gracias al ilustre Île de France, un transatlántico de espectacular interior art déco que además era el único que en aquella época contaba con refrigeración.

La marca de quesos Ile de France le rinde tributo a este barco monumental que en su viaje inicial a Norteamérica llevaba a bordo 100 cocineros franceses, continuando la historia de un estilo de disfrute identificado con la cultura gala.

Trío de quesos, panes y espumantes

Quesos y panes siempre armaron una dupla imbatible. Y si a esta dupla le sumamos espumantes, bingo. El viernes 5 de noviembre pasado, Ile de France invitó a un grupo de prensa a un taller de quesos, acompañados de panes de Boûlan y espumantes de Chandon. Fue en el elegante Hotel Club Francés y en el marco de Viví Francia, la semana de la cultura gala organizada por la Cámara Franco Argentina.

Durante el taller, Martín Renó (responsable de la Escuela del Queso Savencia), detalló la historia y el método de elaboración de cada uno de los productos que se degustaron. El primero, el brie, cuyo origen data del siglo VIII. “Carlomagno era un enamorado de este queso de moho (o “pelo”) blanco, originado por el hongo penicillium camemberti”, cuenta Renó. Y agrega que el brie también era el favorito de Luis XVI. La leyenda dice que fue su última comida. Brie y una copa de vino tinto. Buen final.

Tradicionalmente, el brie se elabora en el Pays de la Loire con leche de vaca. Ile de France ofreció una opción en fetas, una delicia de grasa fundente en boca. Para acompañar: pan toscano, de masa cremosa, y Chandon Extra Brut.

De la región de Normandía proviene el Camembert, de aromas terrosos y textura mórbida. En versión miniatura, el Petit Camembert, elaborado en Grand Est con leche de vaca y con dos semanas de maduración, permite saborearlo de un bocado. Un “bombón” de aroma a champignon y sabor sutil que va perfecto con un pan campesino de miga alveolada.

Las catas de queso, como suele suceder en las de vinos, se ordenan por grado de intensidad, de menor a mayor. Subiendo otro escalón, el brie au bleu, igual que los anteriores, de “pelo blanco”, en este caso originado por dos hongos: el penicillium roqueforti y el penicillium camemberti, reúne la suavidad del brie y la complejidad aromática del queso azul. Ideal combinarlo con pan brioche.

Para cerrar, roquefort, un queso con DOP elaborado con leche cruda de ovejas de raza Lacaune, y el agregado de penicillium roqueforti, obtenido a partir de pan de centeno enmohecido, según comenta Diego Muscat, chef boulanger de Boûlan. De sabor intenso, el roquefort se cura durante tres meses en cuevas naturales que le confieren esas notas tan características. Tiene textura cremosa, algo friable, y casa muy bien con pan de centeno, malta tostada y semillas de lino y girasol de Boûlan. Copa de espumante Délice para brindar. Santé.

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