Terrazas de los Andes
presentó su programa de sustentabilidad
Se llama “Guardianes de la Vida de la Montaña” y se basa en cuatro pilares: preservar los recursos naturales, reducir del impacto climático en el ecosistema montañoso, el trabajo con la comunidad local y el bienestar de los empleados de la bodega.
Publicado por María De Michelis | Jul 25, 2023 | Bodegas |
n paisaje invernal domina esta finca en Las Compuertas, Luján de Cuyo. Los viñedos de Malbec, sin hojas, se ven flacos y desnudos, pero en los camellones –ese espacio que queda entre las hileras– asoman, entre otros verdes, unas plantitas de mostaza que aportan nitrógeno y repelen los organismos enemigos de las raíces de las vides. No es azaroso que estén puestos allí en esta época del año. En invierno esas especies no compiten por el agua. Todo un tema, si se tiene en cuenta que Mendoza es un desierto sediento que la mano del hombre fue convirtiendo en parches verdes, oasis de cara a la montaña. Pero también en territorio de cultivos que durante años sufrieron los embates del labrado sin tregua, del uso y abuso de los agroquímicos: Argentina utiliza nada más y nada menos que unos 500 millones de estos tóxicos anuales. Gracias a estas y otras maldades, hijas del extractivismo, nuestros suelos se empobrecieron y nuestra biodiversidad se fue achicando igual que nuestro horizonte.
No es un problema exclusivo de este país, el planeta entero cruje con la desertificación, la deforestación, el derroche de recursos naturales no renovables, la apuesta a contramano de la fertilidad de la tierra, que es lo mismo que decir a contrapelo del futuro. Sin embargo, no todo desalienta porque, aunque el desafío es enorme, algunas cosas van tomando forma y, literalmente, desde la raíz.
Terrazas de los Andes es una de las 10 bodegas en el mundo que obtuvo la Certificación Orgánica Regenerativa (ROC, sus siglas en inglés) en 97 hectáreas. Además, sus viñedos tendrán Certificación Orgánica en 2026.
Guardianes de la Vida de la Montaña
Todo comenzó a principios de los ‘90, cuando el viticultor francés, hoy Director y Fundador de la bodega, Hervé Birnie-Scott, se atrevió a recorrer las Terrazas de los Andes “donde el cielo y la tierra se encuentran”, y más tarde a concretar un proyecto en estas elevaciones que requieren una viticultura extrema para crear vinos frescos y de terroir. Hoy, la bodega cuenta con viñedos de clima frío en las apelaciones más conocidas de Mendoza y conquistó la vitivinicultura extrema. Todos sus vinos ofrecen fruta 100 % pura, irrigada de manera precisa y sostenible con agua prístina de glaciar.
“Sentimos una relación especial con las montañas y el frágil ecosistema que sustentan. Cada gota de agua es una fuente de responsabilidad para nosotros, una obligación«, afirma Hervé Birnie -Scott, Fundador y Director de Terrazas de los Andes. “También entendimos que los suelos de Mendoza se estaban volviendo estériles por la excesiva labranza. Es muy fácil matar la vida del suelo en un clima desértico«.
Este es un año de cambios para la bodega, que hace un mes presentó “Origen”, –la nueva identidad de la línea Apelación de Origen–. Se trata de dos Malbec y un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon), tres interpretaciones fieles de las IG. de Las Compuertas, Los Chacayes y Paraje Altamira de Mendoza. El cambio incluye nueva etiqueta –con stamping– que sigue el estilo de la de línea Reserva, renovada recientemente, y rinde homenaje a la cordillera de los Andes.
En la vereda de enfrente, la agricultura regenerativa asegura suelos sanos, donde la vegetación transforma la energía del sol en materia orgánica. «Para mí, la vegetación nativa que rodea el viñedo se está volviendo tan importante como el mismo viñedo: es toda esta energía capturada por las hojas de las vides y la vegetación nativa la que se retroalimenta en el suelo«.
En este entorno de fragilidad, el agua fresca que proviene de la nieve, es sagrada y vale oro. De hecho, Mendoza tiene solo un 3% de su superficie cultivada, cifra que no sorprende, ya que en la provincia llueven alrededor de 200mm al año. Aunque tradicionalmente, el 80% de los productores de uva utiliza riego superficial, que en promedio consume 12000 m3/ha por año, Terrazas riega sus viñedos por sistema de goteo y de precisión. El resultado es el consumo de agua disminuye hasta un 38%.
Su otra apuesta fuerte: combatir la erosión del suelo con vegetación entre hileras y métodos de viticultura regenerativa que transforman la energía del sol en materia orgánica. Nada sencillo, demanda una tarea de investigación, de prueba y error, de esfuerzo y compromiso de todo un equipo.
“Sabemos que reducir las emisiones de CO2 es crucial para preservar el ecosistema y la vida misma”, dice Scott. Detrás de este proyecto a favor de la sustentatibilidad está la joven y apasionada Dra. en Biología Daniela Mezzatesta, como líder de I+D y Sustentabilidad de Viñedos, mientras Mariano Dorado se ocupa de lo relacionado con la gestión del agua. Y para mitigar el impacto climático del ecosistema montañoso, también trabaja el área de marketing encarando iniciativas de ecodiseño de los envases. La idea es invertir la ecuación: disminuir el consumo de energía y aumentar la proporción de energía verde.
Junto con Chandon Argentina, Terrazas de los Andes fue pionera en varios programas educativos con escuelas ubicadas cerca de la bodega y los viñedos. Hoy, cuentan con 6 proyectos en los que participan 22 escuelas y más de 4000 estudiantes.
“Nada de esto sería completo sin la inclusión de programas de educación y apoyo de la comunidad local”, agrega Hervé. “A su vez se busca promover un consumo de vino responsable, realizando capacitaciones y eventos enfocados en esta temática”. Una formación que se extiende a los empleados de Terrazas: Scott comenta que se les garantiza bienestar y un sistema de trabajo seguro.
La transformación de los métodos de producción de alimentos en el mundo, además de importante, es urgente. Si no ponemos manos a la obra a favor del ambiente (del que nosotros somos parte), en lugar de desgranar uvas, solo cosecharemos sequías.