
Achaval Ferrer presenta su nuevo tinto, y junto a él, una roca intervenida a cargo del artista Tachuela. Ambas obras rinden homenaje al suelo de origen volcánico que se encuentra en el viñedo de Finca Altamira.
a bodega mendocina, custodia de viñedos centenarios, persigue un camino fuertemente marcado por el respeto hacia la naturaleza. Los pilares fundamentales de Achaval Ferrer, tienen foco en la mínima intervención necesaria entre la tierra y la copa.
Cada año, Gustavo Rearte -Enólogo de Achaval Ferrer- se propone crear un nuevo vino que parezca imposible. Así surge Achaval Ferrer Quimera Granito 2015, una colección exclusiva de 2.700 botellas, elaborada a partir de 65% Malbec, 20% Merlot, 10% Cabernet Franc y 5% Cabernet Sauvignon. “Luego de probar cada uno de los componentes juntos o por separado y volver a ensayar, descubrimos que el Malbec proveniente de Finca Altamira, un viñedo añoso plantado en 1950, tuvo un comportamiento muy particular que se destacó por sobre todos los demás en 2015 ya que contaba con una mineralidad singular y una marcada acidez. Fue a partir de allí que supimos que ese era el elemento que debíamos resaltar para crear el blend perfecto de la añada 2015.”
El nombre de este ejemplar rinde homenaje al suelo y a las rocas de origen volcánico que se encuentran a lo largo de todo el viñedo de Finca Altamira. Además, tomando este suelo como inspiración, se invitó a Tachuela, un reconocido artista y escultor mendocino a crear una pieza única, interviniendo una roca localizada en la finca. En el arte, y en ocasiones también en la enología, un toque inesperado sugiere otra combinación. De esta forma, podríamos decir que ambos artistas, tanto enólogo como escultor, han trabajado la piedra minuciosamente, en búsqueda de la obra perfecta.
Cada botella tiene un valor de $5.500 y se pueden encontrar en la tienda online de Achaval Ferrer así como en las principales vinotecas y restaurantes de todo el país.