
Un recorrido por la filosofía y los sabores de la cultura coreana
En el marco del Festival Hansik -del 12 al 18 de abril en Buenos Aires- recomendamos tres restaurantes donde disfrutar de los sabores de Corea. Además, charlamos con Sandra Lee sobre los pilares de la gastronomía de ese país y su evolución en la ciudad.
Publicado por Lucía Hendel | Abr 14, 2021 | Tendencias |
sta semana, Buenos Aires celebra la 7ª Edición del Festival Hansik organizado por el Centro Cultural Coreano. Su nombre hace referencia a la filosofía que da forma a la gastronomía coreana y que entiende a los alimentos a partir de una armonía de sabores, texturas, y nutrientes. Los piensa como medicina.
La cocina coreana traspasa fronteras. Desde la década del 50, una parte del pueblo coreano empezó a emigrar de su país, inmerso en conflictos políticos y económicos. Algo parecido pasó en la vida de Sandra Lee, chef, profesora de cocina y organizadora del festival. Oriunda de Corea del Sur, llegó a Buenos Aires a los doce años junto a su abuela y decidió quedarse. «Fue amor a primera vista», dice. Igual que ella, muchas de las familias coreanas se instalaron en el barrio de Flores. “En Corea tenemos una de las mejores industrias textiles del mundo, entonces al llegar a la ciudad, buscamos estar cerca de fábricas o negocios del rubro” explica Sandra.
Y cuenta cómo, lejos de su lugar de origen, los coreanos se las rebuscaron para recrear sus comidas, y por lo tanto, su identidad. Arrancaron por el principo: la tierra, donde la cocina nace. No fue tarea fácil conseguir y plantar ciertas semillas, pero con el tiempo y la paciencia lo lograron, y más tarde abrieron restaurantes para la comunidad y para los porteños curiosos. Hoy, esos sabores llegan a cada vez más personas y a más rincones de Buenos Aires en forma de mandu (empanaditas), bibimbap (arroz mezclado, en coreano: lleva vegetales, huevo y carne), kimchi, salteados con doenjang (pasta de soja fermentada), bulgogui (carne de res marinada y asada), sopas, entre otros platos.
¿Por qué Festival Hansik? Han: país; Sik: comida que se divide en tres partes: Jusik es el alimento principal, como el arroz; el Banchan son las guarniciones (platitos que se sirven todos al mismo tiempo); y el Husik es el postre que se acompaña con té y refrescos.
Sandra cuenta que los pilares de la gastronomía coreana son los fermentos, alimentos que pasan por un proceso de “maduración” en el que se generan probióticos, esas bacterias buenas que se alojan en la microbiota intestinal y que, entre otras cosas, benefician a los sistemas digestivo, nervioso e inmunológico. De todos, la estrella es el kimchi, un fermento a base de col, sal y especias que tiene más de 200 variantes (de nabo, de hakusay, de agua, de rábano joven de pepino…), y que nunca falta en la mesa coreana. “De niña lo escondía cada vez que venían compañeros a mi casa, me daba vergüenza su olor. Hoy es mi gran orgullo” dice Sandra, quien ahora dicta talleres sobre kimchi. Y agrega “ Diez años atrás pocos sabían y les interesaba lo que era, ahora la gente me pide por favor que les dé de probar”.
El Festival Hansik da una chance única para aprender más sobre la cultura coreana, contada por sus protagonistas. Y en más de 30 restaurantes de la ciudad se sirven menús especiales para probar sus platos. Acá te recomendamos dos que ya entraron en nuestra lista de favoritos.
Fa Song Song
hin Kim abrió este restaurante de tiro angosto, mesas altas y buena cocina en diciembre de 2018, pero hacía tiempo que le tenía ganas al proyecto. Había llegado de Corea 20 años atrás, durante la crisis de 2001. En aquel momento trabajaba en oficinas de Microcentro y no pasaba un día sin extrañar la comida de su tierra, hasta que una vuelta, harto de nostalgia, pensó “¿y si abro un local en este barrio?” Del negocio no sabía mucho, pero paladar no le faltaba: dice que gracias a su madre, que cocinaba como los dioses. Tampoco las dotes de anfitrión y eso se lo debe a su papá, al que le gustaba organizar reuniones de amigos y agasajarlos en casa. Shin sintetizó su legado familiar en este restaurante que resultó un golazo.
A Fa Song Song vienen oficinistas, habitués –y hasta la pandemia, también turistas– para comer al paso o pedir para llevar. Shin cuenta que, como la mayoría no reconoce los nombres, hace poco decidió exhibir los platos más populares de la carta en el mostrador. “Así es fácil, la gente los señala y pide ‘esto’”.
“Esto” puede ser bibimbap (con carne vacuna o en versión vegetariana, con zucchini, portobello, espinaca, algas, berenjenas y huevo frito); bulgogui deopbab (lomo salteado con salsa a base de soja, cebolla, verdeo y zanahoria sobre arroz y aceite de sésamo, acompañado con huevo frito), jeyuk deopbab (bondiola salteada con salsa picante). Opciones de una corta y contundente que llegan a la mesa en un bowl hondo y dos salsitas: la picante gochuchang o la simple de soja.
Hoy probamos la sopa espesa de Kimchi salteada con panceta, cebolla, verdeo, tofu. El caldo es pura enjundia y fuego. Es para dos, la traen en un pequeño anafe que la mantiene caliente y sale acompañado con arroz y variedad de banchas: nabo agridulce, arrolladito de huevo, soja con sésamo y kimchi (de los más ricos de la ciudad que además se vende en frascos de medio kilo para llevar).
Fa Song Song no defrauda. Poco ruido y muchas nueces. Lo que ves es lo que hay.
Esmeralda 993, Retiro.
IG: @fasongsong_ar
Mr Ho
l restaurante de Martin Ho y su familia, recrea los platos tradicionales de la cocina coreana, en un espacio descontracturado del centro porteño. El local -lookeado con luces de neón y murales con dibujos coreanos- invita a despojarse de prejuicios y adentrarse en picores amables y texturas cuasi adictivas. Un spot canchero que les gusta a todos.
En la familia de Mr Ho, siempre todo giró en torno a la comida. Desde la costumbre de hablar en el almuerzo sobre qué se iba a cenar, hasta llegar a competir en el programa culinario de Telefe “Familias Frente a Frente”. De todas maneras, recién a los 40 años Martín se animó, junto a su esposa, a dedicarse a la gastronomía.
Probé el TtokBossam, un plato con muchos ingredientes que se come de un solo bocado: se envuelve en una hoja de lechuga la proteína a elección (la cual puede ser bulgogui (carne, panceta, o tofu con hongos), junto al papel de arroz, los porotos fermentados, el rábano en pickle, y el kimchi. Además, pedí el Ganjang Tokbokki: un plato típico de la comida callejera coreana, que se prepara con pasteles de arroz en forma de cilindros, huevo, y una salsa hecha a base de Gochujang que fusiona lo mejor del picante, la acidez y el umami.
Se puede optar por sentarse en el patio techado al aire libre, o instalarse en el salón interno, de todas maneras, en todos los espacios se cumple con el protocolo de prevención por el Covid-19.
Paraguay 884, CABA.
IG: @mrho.kfood
Dato curioso: Martin Ho, el dueño de Mr Ho, es el hermano de Victor Ho, dueño de Una Cancion Coreana junto a Anna Chung. Ambos son hijos de la cocinera de la familia, Seung Ja Joo.
Una Canción Coreana
n restaurante que nace de la crisis y del arte. En 2012, se filmaba Una Canción Coreana, un documental sobre la vida de Anna Chung -actualmente anfitriona del restaurante- y su relación con el canto lírico. En medio de las filmaciones, la familia decidió dejar atrás el bazar con productos importados que tenían- a causa de las dificultades para importar en ese momento- y apostar por un nuevo rubro. Entre muchas dudas y reuniones, la abuela y cocinera de la familia, Seung Ja Joo, insistió con la idea de abrir un restaurante para personas de la comunidad. Anna y su esposo Victor -ingeniero e hijo de la cocinera- cedieron ante la propuesta de su madre y suegra, pero con la condición de que lo iban a hacer a su manera: las puertas iban a estar abiertas para cualquier persona, y se iban a dedicar a difundir la cultura coreana para todo su público. Naturalmente, eligieron el nombre del documental que estaba grabándose en ese momento.
La armonía de la música, de los sabores, y del servicio. Con las recetas y la supervisión de la abuela y madre, la familia Ho lleva adelante un local donde la amabilidad y la tradición son ley. “Esto no es un negocio, no lo hacemos para ganar dinero. Obviamente lo necesitamos para sostenerlo, pero lo sentimos como un aire. Acá dentro la gente está feliz, y nosotros también” cuenta Victor Ho. “ Lo que buscamos es que nuestros comensales pasen una o dos horas de felicidad; que coman rico y se vayan felices, no mucho más” agrega, y puedo asegurar que su intención se cumple al pie de la letra.
Mis elegidos: Nokdu Bindetok -tortilla de habichuelas- ideal para quienes están adentrándose en la cocina coreana, es crocante y muy sabrosa. También llegaron a la mesa Kimchi Jjinmandu y Gogui Jjinmandu, pequeñas empanadas rellenas con kimchi y con carne de cerdo que se cocinan al vapor. Para comerse de a miles. El plato fuerte fue el Dwenjang Jjigue, una sopa hecha a base de ají fermentado, soja fermentada, tofu, cerdo y verduras. Sabores explosivos y un picor bien presente. Se acompaña con arroz. Y como en toda mesa coreana, al lado están los banchan secundarios, pequeñas guarniciones como kimchi, nabo y zanahoria en pickle, y verduras cocinadas al vapor. Cada detalle hace que la experiencia sea tan nutritiva como emocionante.
Av. Carabobo 1549, CABA.
IG: @una.cancion.coreana
“Viajo sin moverme de aquí” escribió Gustavo Cerati en una de sus bellísimas canciones. Algo así se siente al visitar estos restaurantes. 감사합니다