La Patagonia argentina es una tierra de horizontes infinitos y cielos límpidos, días plenos de sol y noches gélidas. Vinos amantes de las zonas frías, la amplitud térmica y la luminosidad, los suelos pobres y el viento que ahuyenta las enfermedades de la vid.
Publicado por Elisabeth Checa | Jul 20, 2021 | Vinos |
onde termina el mundo había hasta hace poco tiempo solo dos regiones donde se elaboran grandes vinos: el Alto Valle, en la provincia de Río Negro, la más antigua, y San Patricio del Chañar –en Neuquén– mucho más reciente. Actualmente las regiones se multiplican, como Trevelin, en Chubut, que cuenta con pequeñas bodegas familiares en las que nacen vinos asombrosos todavía poco conocidos. Trevelin ya posee IG, indicación geográfica.
Y aun más al sur surgió otra: Otronia, el emprendimiento de Alejandro Bulgheroni en Capitán Sarmiento. Con la asesoría del gran enólogo italiano, Alberto Antonini, han logrado blancos y espumantes sensuales y filosos al mismo tiempo. Únicos por su alta acidez natural.
Viñas del Nant y Fall, Trevelin, Chubut.
Bodega Humberto Canale, en Río Negro.
La bodega Humberto Canale, pionera en la región, tiene más de 100 años. Guillermo Barzi, su actual presidente, luchó con pasión para reivindicar la zona e insiste en que el devaluado Merlot, esa elegante variedad bordalesa, responsable de los grandes vinos del Pomerol, es la uva que mejor se da en toda la Patagonia Argentina. En la bodega trabajó un hacedor de vinos danés, Hans Vinding- Diers, talentoso bohemio que trajo a través de los vinos de Humberto Canale a dos nobles italianos al Alto Valle: la condesa Noemía Marone Cinzano, dueña de la pequeña Bodega Noemia, donde Vinding –Diers elabora vinos de altísima gama, y el marqués Piero Inciso della Rocchetta, quien compró viñedos antiguos de Pinot Noir e incorporó hace unos años un Chardonnay que puede competir con los de la Borgoña.
Patagónicos
Vinos como cuchillos
como viento helado
arrastran lejanos recuerdos submarinos
Son esos blancos del sur más extremo
Terribles y temblorosos
tremendos
Poseen la seducción del abismo
ese abismo que te atrapa
solo debes entregarte
y dejarte devorar por ese vino del sur
Sos una ostra.
Elisabeth Checa
Esa zona, el alto Valle, inspiró también a un francés de Burdeos, Hervé Joayaux Fabre, propietario desde hace más de 15 años de una bodega mendocina, para instalar una bodega y lanzar sus vinos Infinitus, muy cerca de General Roca. El Merlot es lo mejor de su producción. Marcelo Miras, un mendocino que trabajó largo tiempo en la región patagónica, instaló una bodega familiar, Bodega Miras, en Río Negro con vinos fuera de serie entre los que se destacan su Semillón y su Merlot.

Bodega Patritti, San Patricio del Chañar, Neuquén.
En San Patricio del Chañar, Neuquén, el proyecto iniciado por el empresario uruguayo Julio Viola, transformó no sólo el desierto patagónico, sino el paisaje de la enología argentina. Lo de Viola no ha sido pregonar en el desierto. Si el milagro se hizo posible fue además de la tenacidad de un visionario, por las virtudes de este suelo seco, arenoso y difícil, castigado por los vientos. La pionera Bodega de Fin del Mundo ahora pertenece a la familia Eurnekian.
Como un espejismo en el desierto, ahora propiedad de la familia Viola, la Bodega NQN de diseño austero, integrado al paisaje, alberga un proyecto que crece año a año.

Bodega NQN, San Patricio del Chañar, Neuquén.
Bodega Familia Schroeder, San Patricio del Chañar, Neuquén.
Parte de los vinos nacidos en esta región pudieron probarse el 2 de julio pasado en la 5ta. edición de Expo Vinos de la Patagonia. Fueron de la partida las bodegas Contra Corriente, Otronia y Viñas del Nant y Fall, Familia Schroeder, Fincas del Limay, Fin del Mundo, Impasse, Malma, Patritti (ahora del Grupo Peñaflor) y Puerta Oeste. Del Río Elorza, Humberto Canale, Miras y Bodega Trina.
También en tierra de pioneros, la familia Schroeder se embarcó en su más ambicioso proyecto: fundar una bodega que llevara su nombre y en la que confluiría la energía de tres generaciones de familias patagónicas de origen alemán, comprometidas profundamente con este terruño y su gente. La construcción de la bodega fortaleció aún más la sensación de descubrimiento. Sorprendentemente, cuando se excavaba, se encontraron huesos de uno de los dinosaurios más grandes conocidos hasta hoy perteneciente a la familia de los Titanosáuridos, de casi 9 metros de altura y 20 de longitud. Esta bodega se especializa en Pinot Noir en diversos estilos.
Neuquén y sus nuevas bodegas, que forman otra ruta del vino, está transformándose.
El lujo es la Patagonia, el verde oasis del Alto Valle en Río Negro, el viento, que desasosiega a algunos, pero también posee un salvaje romanticismo y este desierto neuquino desmesurado y emocionante donde el vino surgió de la nada.
Cinco vinos patagónicos recomendados y sus acuerdos

Bodega de Fin del Mundo Syrah 2018
Curry de cordero patagónico y chutney de peras.
*****

Noemia J. Alberto Malbec 2019
Para un lomo grillado bien jugoso.
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Otronia 45 Rugientes Corte de blancas 2018
Perfecto para ostras o calamaretti sarteneados.
Buena compañía para quesos azules.
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Familia Shroeder Saurus Barrell Fermented Pinot Noir 2018
Con truchas sarteneadas con almendras.
*****

Humberto Canale Gran Reserva Merlot 2016
Un risotto con hongos patagónicos le va genial.
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