Vinos trémulos

por | Dic 6, 2018 | Tendencias, Vinos

Seductores, desde el color, los vinos rosados, ahora absolutamente de moda supieron tener mala fama en esta parte del mundo. Se los consideraba una irresponsable mezcla de tintos y blancos, dulzones, mentirosos y banales. Vinos fáciles para mujeres ídem.

ambiaron su esencia, su color, sus aromas y texturas. La tendencia la estrenó hace algunos años Piedra Negra, con su Vuelá, un vino poético, que tan bien pega con trillas y con Maurice Ravel. Lo siguieron Luigi Bosca con su Rose is a rose, is a rose, blend de Pinot Gris y Pinot Noir, iridiscente, irradia una sutil sensualidad tan poética y leve como su nombre. Se suman al de Susana Balbo Wines hace un par de años, con un packaging deslumbrante y un contenido asombroso, o al de Alfredo Roca, en el que la botella remite a un caro frasco de perfume.

Esta inclinación a nivel internacional por los rosados pálidos es una de las razones que motivaron la decisión de Bodega Alta Vista, por ejemplo. Todos los franceses aman los vinos de la Provence. El tono menos intenso también es producto de un cambio en la elaboración, en la que se realiza un prensado corto y se cuida al máximo el color, para obtener su particular matiz, tenue y delicado. Vinos de una sola noche los llaman los galos. En este caso, la noche debería ser de vida breve, un suspiro. Felizmente ya casi no se trata de rosados provenientes de sangrías, es decir del mosto que se le extrae a un tinto para que tenga más estructura y color, a ese resto se lo vinifica como blanco. Ahora son “vinos pálidos y perfumados como la rosa muerta” escribe Colette quien tenía una bodega en la Provence.      

En los aromas se revelan las características de las variedades, mucho más atenuadas. El sabor debería ser siempre fresco y brioso, con buena acidez que equilibre cierta lejana dulzura que suelen tener tantos rosados. Deben ser filosos, verticales. A veces hay ciertos rosados como el Amalaya, más impetuoso, más cafayateño, más oscuro, un blend rosa brillante de Malbec con pizca de Torrontés, que no adhiere a esta palidez transvanguardista, pero me encanta. Para acompañar desde asados de verano hasta rabas en la playa.   

«Porque el  problema con estos nuevos rosados que rozan la levedad del ser, radica en que pueden convertirse también en fotocopias.
Y desaparecer por aburridos.
Espero que no suceda.»

Esta es una breve lista de mis preferidos, además de los ya mencionados Vuelá, de Piedra Negra, de Pinot Gris, A rose is a rose is a rose, de Luigi Bosca, blend de Pinot Noir y Pinot Gris, figuran los de Lagarde, Humberto Canale, Perdriel Series, de aroma cauto, fresco y seco y el recientemente lanzado Puro, blend de Sangiovese y Syrah, realmente etéreo. Hasta la clásica línea Trumpeter tiene un asombroso rosado, de sutileza cromática y aromas seductores. Otro vino que asocio a veranos felices: Santa Julia, Syrah rosado, transformose en su última versión en más seco, más refrescante y con un tono más pálido. Sigue manteniendo su esencia como el vino perfecto para los goces playeros del verano, con imbatible relación calidad-precio.

En todo caso estos rosados que empezaron a aparecer hace muy pocos años poseen una versatilidad absoluta a la hora de combinarlos con platos, compañías y estados del alma. Con la cocina de Green Bamboo, por ejemplo u algún otro asiático, y con fogaratosos platos peruanos en la terraza de La Mar. Beberlos jóvenes y muy fríos. Importante: Buscad la cosecha 2018. ◉