El año 2018 será imborrable para el cocinero peruano. Mudó su restaurante Central de Miraflores a Barranco, y además abrió MIL, en Valle Sagrado, Cusco. Una propuesta inédita enmarcada en Mater Iniciativa, el centro de investigación biológica y cultural a través del cual explora productos y saberes de los diversos ecosistemas de Perú.

Publicado por | Ene 15, 2019 |

l cuarto país con la mayor biodiversidad del mundo tiene un cocinero decidido a explorarlo todo. Afuera hay más, repite Virgilio Martínez como un mantra que sintetiza su filosofía gastronómica. Ese lema resume el espíritu de Mater Iniciativa, el centro de investigación multidisciplinario que dirige Malena Martínez, su hermana médica y en el que colabora su esposa, la cocinera Pía León.

Hace tiempo que los tres mosqueteros peruanos se propusieron cruzar las fronteras de los fogones para saber dónde, quién y en qué condiciones se produce lo que se come en su país. Descubrir nuevos productos, hacer pie en las raíces y echar mano de técnicas contemporáneas para dar marco a los mejores ingredientes de cada ecosistema y convertirlos en platos que cuentan la historia y el alma de un lugar. Algunos con pinceladas de poesía, otros más lúdicos o intelectuales a lo Andoni Aduriz, reunidos en una carta que revela un universo de alturas y contrastes, desde la Costa hasta la Amazonía.

Cuántos Perús hay en Perú

La entrada del restaurante Central es un derroche de plantas, hierbas, flores. En ese jardín de los sabores que se bifurcan, todo lo que uno pisa es comida. O el anticipo de la matriz gastronómica de Virgilio.

Central lleva 10 años de vida y en 2018 se mudó a este lugar donde antes se levantara la casona Tupac, en Barranco, ahora refaccionada según diseño arquitectónico que conjuga tierra y madera, mármol, acero, piedra y enormes paños de vidrio. Escenografía callada y minimalista como de catedral moderna.

A la entrada de Central se ve un deshidratador solar y al fondo un purificador del agua que llevan a la mesa y con la que también cocinan. Uno de los detalles del restaurante tres veces elegido como el mejor de Latinoamérica en los 50 Best Latam y sexto en el ranking mundial 2018.

En la cocina a la vista, treinta personas trabajan sin tregua manipulando tubérculos como mashwua, algas como el cushuro, frutas como el copoazú, percebes, rocoto, pirañas, yacón, cecina y una arcilla comestible de tonos plateados. Preparan y cocinan estos tesoros bajo la consigna de Martínez: Somos uno de los países más megadiversos del planeta, nuestra despensa es inmensa. Debemos conocer los productos que forman parte de nuestra cultura, entenderlos y aprender cómo cocinarlos desde una mirada contemporánea.

Y mientras los fuegos arden, en el salón espacioso, con mesas confeccionadas con incrustaciones de piedra, todo vale para probar el menú Alturas mater: mano, cuchara, tenedor, espátula. Algunos bocados parecen cuadros, como el cactus de tuna gelificada con cristales de huarango, camote y erizos; otros explotan de sabor en la boca, como el tartar de pato curado con yema rallada, crema de calamar y cebolla crocante; o el cabro con leche de cabra deshidratada y ollucos.

El menú –puede ser de 12 o 16 pasos– está descripto en una carta concéntrica que avanza en círculos ilustrando la geografía de Moray, el lugar donde se instala Mil, en el Valle Sagrado, Cusco.

Cada plato encuentra su compañía líquida: vinos de Perú, América Latina, Europa, Australia y Sudáfrica que descansan en una súper nutrida cava. O cervezas artesanales. Macerados. Gin amazónico. Piscos. Mistelas. En cualquier caso, acuerdos que van como anillo al dedo a esta comida: una síntesis de paisajes, aromas, texturas. Perú y sus mundos sabrosos.

MIL

El lugar quita el aire. Literalmente: el último proyecto de Virgilio Martínez, en Moray, Valle Sagrado, está a 3500 metros de altura. Allí, justo al lado de las 12  terrazas de cultivo circulares que construyeran los incas y que funciona como un imán para la vista, se levanta la casa amasada con adobe donde funciona MIL: mucho más que un restaurante de alto nivel para 40 comensales.

Mil es un centro de investigación, una granja, una pequeña destilería, una mini fábrica de chocolate elaborado artesanalmente con cacao Chuncho de Quillabamba.

MIL es la materialización de un sueño gastronómico y el resultado de las expediciones de los hermanos Martínez. Sin esos viajes exploratorios, la recopilación de ingredientes y saberes peruanos no hubiera sido posible. No hacemos foco sólo en el producto. El sostén son los productores, a ellos le debemos la base de nuestra cocina, advierte Virgilio.

No sorprende que en el restaurante se utilicen sólo los productos del Valle Sagrado, como las variedades de papas que el ingeniero agrónomo y productor Manuel Choqque recopila y cuida celosamente. Ni que en el equipo de trabajo esté involucrado Francesco D’Angelo, un antropólogo que vive y trabaja con las comunidades de Kacllaraccay y Mullaka’s-Misminay, cultivando los tubérculos que luego se destinan al restaurante y a la alimentación de las mismas comunidades.

El vínculo estrecho y genuino con la gente es fundamental, dice el chico que tiene tantas rastas como proyectos en su cabeza.

Así como el MIL se nutre de la riqueza del lugar y de su gente, los comensales pueden tener un acercamiento fugaz a la vida rural andina: construir la huatia, ese horno tradicional en el que se asan papas. Cultivar o cosechar hundiendo las manos en la tierra, donde empieza toda cocina.

La búsqueda de Mater Iniciativa se refleja en el menú de ocho pasos donde brillan los ingredientes nativos.

En Preservación están presentes el chuño o tunta –papa deshidratada–, maíz –uno de los alimentos esenciales del lugar, y salsa uchucuta –a base de rocoto y hierbas– con tomate de árbol. Altiplano combina tartar de cordero cubierto de delicadas flores,, con ensalada de quinoa. Tubérculos como las mashwas amarillas y las púrpuras de la variedad leona se lucen en el plato Andes Central.

La comida, servida en una preciosa vajilla de cerámica, piedra o madera del lugar,  se acompaña con néctares, extractos, infusiones. Rarezas que se elaboran aquí, como la bebida de lechuga quemada y Pampanis; o la de maíz, molle y sacha inchi: semilla nativa de propiedades nutricionales fuera de serie.

En el final de este banquete andino nunca falta el café de la compañía biodinámica Three Monkeys, producido en el Valle Sagrado.

Una despedida con aroma y gusto local.
La tierra sabe.

Data Clave

CENTRAL
Jr. Dos de Mayo 253, esquina con Av. Pedro de Osma, Barranco.
De lunes a sábado almuerzo y cena. Menú Alturas Mater de 16 pasos: S/ u$s 178. Menú Ecosiostemas Mater de 12 pasos: S/ u$s 170.
Capacidad: 42 personas por turno. Valet parking.
www.centralrestaurante.com.pe

MIL
Tel: (+51) 926 948 088. reservas@milcentro.pe.
De martes a domingo, sólo mediodía. Menú de ocho pasos, con bebidas sin alcohol u$s 145. Espirituosas (opcional) u$s 82.
www.milcentro.pe