Entre centollas, corderos y paisajes de novela, Comodoro Rivadavia nos recibió para disfrutar de la segunda edición de Festín de Sabores, el festival gastronómico que combina cocineros de todo el país, productores regionales y toda la riqueza de la Patagonia.

Publicado por  | Abr 4, 2023 |  |     

a infinitud del mar y la inmensidad de la estepa conviven dándole vida a una región de la Patagonia que durante años se mantuvo fuera del radar turístico pero que hoy empieza a decir “presente” y a reclamar su lugar dentro de la gastronomía argentina. 

En esta zona la naturaleza ofrece productos como la centolla y el langostino, el pejerrey o la trucha, el cordero o los hongos, entre muchos otros, que productores y cocineros locales buscan impulsar para darles un lugar protagónico en el mapa culinario del país.

Así surgió Festín de Sabores, un festival que se llevó a cabo el pasado 11 y 12 de marzo en Comodoro Rivadavia, incentivado por quienes forman parte de la gastronomía patagónica para darle visibilidad a sus productos y a la ciudad como destino turístico.  

Molle Verde

Nuestro viaje comenzó en Molle Verde, el restaurante comodorense que dirige el chef Pablo Soto y que lleva por nombre a un arbusto de la zona muy resistente al viento, hoy en extinción. La relación con el entorno comienza acá, pero está presente durante toda la experiencia.

El restaurante funciona en una antigua casa de chapa construida en 1949, y fue una de las que conformaron el primer asentamiento de trabajadores del yacimiento de YPF en el barrio Mosconi, conocido también como km3.

En su carta Pablo recorre la materia prima de la región y la propone en preparaciones simples donde se luce el producto.

El trabajo directo con los productores de la zona es esencial, y se ocupa de buscar lo mejor de cada lugar: el pejerrey es del Lago Muster y se pesca artesanalmente, la centolla magallánica es de Caleta Córdova apenas al norte de Comodoro y también de pesca artesanal, mientras que los langostinos provienen del Golfo San Jorge, y así sucede con cada uno de los ingredientes que conforman los platos. Incluso existe en el restaurante un almendro, una parra y hasta una huerta propia de la cual se aprovechan muchos vegetales y hortalizas.

Molle Verde ofrece una experiencia a la carta, pero también un menú degustación de cinco pasos acompañado por cinco vinos distintos. La selección está en manos de Ivana Svoboda, la sommelier, quien hizo un trabajo fino de investigación de los terruños de cercanía para elegir las etiquetas que ofrecen en la carta.

Comodoro Rivadavia y su entorno

Es difícil entender la estepa patagónica sin conocerla. Lo primero que impacta es el viento, por momentos tan fuerte que impide caminar e incluso te lleva hacia la dirección opuesta. Pero lo que hipnotiza es su inmensidad.

Recorrimos la costa comodorense, a lo largo del Golfo San Jorge, hasta llegar a la playa de Rada Tilly, y terminamos en Punta Marqués, una reserva natural desde donde se avistan diferentes especies de ballenas, delfines, lobos marinos y otros animales autóctonos. El mar es protagonista: de acá se obtienen muchísimos productos de primera calidad, como la centolla, langostinos, pez palo, trillas, besugo, merluza, corvina e incluso algas en la costa de Camarones, y que forman parte de la riqueza de la región.

En la llanura esteparia la historia es diferente. La hostilidad del clima, la aridez del suelo y la falta de precipitaciones hace que la flora nativa sea limitada y que haya que encontrar otras formas de cultivar los alimentos desafiando a la naturaleza.

Una de las alternativas que utilizan los productores de la región es la hidroponía, una técnica en la que la planta puede crecer en una solución acuosa o sin sustrato. Se germina la semilla, se la pasa a una cama cuando es una plántula y de ahí pasa a los caños.

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El mar es protagonista:
de estas aguas se obtienen muchísimos productos de primera calidad, como la centolla, langostinos, pez palo, trillas, besugo, merluza, corvina e incluso algas en la costa de Camarones, y que forman parte de la riqueza de la región.
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Pero en este entorno definido por el mar y de horizontes infinitos también hay lugar para escenarios que parecen de otro planeta. Hicimos una travesía al Área Natural Protegida Rocas Coloradas, un espacio de difícil acceso y de gran valor arqueológico. Mesetas aplanadas, terrazas y estructuras de piedra que contienen sumideros dejan a la vista lo que en algún momento fue el fondo marino y hoy es un impresionante paisaje terracota de suelos milenarios.

Dentro de esta Área Natural se puede acceder a un bosque petrificado con troncos de Araucarias de más de 65 millones de años y a un sector de la costa elegido por los pescadores de la zona. Nuestro recorrido terminó en uno de los refugios que ellos utilizan y compartiendo el almuerzo en grupo: unos bifes al disco que preparó nuestro guía Martín, comodorense, de raíces tehuelches y con una pasión contagiosa por la naturaleza y el territorio.

Un festín de sabores

Para coronar el viaje participamos de Festín de Sabores, el festival gastronómico de Comodoro Rivadavia que llevó a cabo su segunda edición el pasado fin de semana. El predio ferial de la ciudad se vistió de fiesta y ofreció variedad de puestos de comida con algunas opciones interesantes como el taco de cordero patagónico, primero hecho al asador y terminado al disco con vino tinto, la centolla en escabeche, las empanadas de langostino o las de centolla.

Además, importantes personalidades de la gastronomía nacional como Dolli Irigoyen, Juan Braceli, Juan Ferrara, Mauricio Asta, entre otros, dijeron presente y ofrecieron clases para los concurrentes utilizando productos de la zona. Pero el foco principal estaba puesto en la feria de productores, con una variedad de productos regionales de mar, de campo, de huertas orgánicas y de la Comarca Senguer-San Jorge.

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El predio ferial de la ciudad se vistió de fiesta y ofreció variedad de puestos de comida con algunas opciones interesantes como el taco de cordero patagónico, la centolla en escabeche, las empanadas de langostino o las de centolla. 
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Por lo general los productores de la región se agrupan según la zona en donde tengan sus cultivos o animales, pero también participan de eventos masivos, y así dar a conocer y difundir su trabajo. Recorriendo los stands se pudieron encontrar hortalizas de cultivo hidropónico, hongos, carnes como lechón, pollo o conejo, huevos de campo, vegetales orgánicos, centolla de Caleta Córdova, conservas, mermeladas elaboradas con frutos regionales como rosa mosqueta o moras, miel de apicultores de la zona y algo particular y bastante llamativo: algas.

Amar Algas es un emprendimiento que se dedica a la cosecha artesanal de algas undaria o wakame en la costa de Camarones: no se sabe cómo pero estas algas llegaron a las costas patagónicas y lograron desplazar a las autóctonas como la ulva o la luche. Ahora la idea es encontrarle un uso para balancear el ecosistema. Las algas no solo dan sabor, sino que tienen un gran aporte nutricional. Pueden consumirse frescas, así como también secarse o molerse para utilizarlas en forma de harina. Además, tienen la capacidad de aportar oxígeno al planeta, por lo que su consumo es beneficioso para el ambiente y pone en evidencia el rol que juegan los alimentos para la sustentabilidad de los ecosistemas.

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