“Aquí también a los pobres nos toca nuestra parte de riqueza y es el olor de los limones”, escribió el italiano Eugenio Montale en Los Limones, la poesía que la escritora inglesa Helena Attlee refiere en su libro “El país donde crece el limonero, la historia de Italia y sus cítricos”.

Perfumes, colores, texturas, jardines, luces y recetas protagonizan las 315 páginas que nos acompañan a recorrer el país que sabe a limón. ¡Imperdibles los tallarines a las cascaritas de naranja y limón!, justo ahora, en época de limones.

Ácido y saludable, el limón se convierte aquí en dieciséis capítulos de historias desconocidas. Nos recuerda que el limoncello (¡y no lemoncello!) “no era el jarabe dulzón que se sirve en restaurantes para turistas, sino una bebida para adultos, fuerte por el contenido alcohólico y más fuerte por el potente, exótico y profundo sabor de los limones. ¡Qué mejor bebida para brindar por el limón y su extraordinario éxito económico de una punta a otra de la península italiana!”, escribe Attlee en un texto que también es guía de viajes.

La autora suma un listado de lugares para visitar como Il giardino del Viviere en Siracusa o la Limonaia del Castillo de Racconiggi en Cuneo. Más bares y restaurantes, una cronología de los cítricos y una bibliografía extensa. Libro imperdible, fiesta de soles y azahares que entibian nuestro invierno austral.

El país donde crece el limonero, la historia de Italia y sus cítricos, Helena Attlee, Barcelona, El acantilado, 2017. Traducción de María Belmonte.